Aprender a andar es una labor que no se consigue de la noche a la mañana.
Son muchas las jornadas que deben dedicarse a este fin, días en los que se producirán muchas caídas que pueden derivar en lesiones y, en algunos casos, fracturas. Eventos que pueden provocar miedos en los más pequeños, causando que este tenga miedo a la hora de ponerse de pie.
Un ejemplo es la llamada fractura de los primeros pasos. Una lesión no desplazada de la pierna, en un hueso llamado tibia, que ocurre en niños pequeños con edades comprendidas entre los 9 meses y los 3 años. En los casos en donde se diagnostica, es posible que el pequeño evite andar con el fin de prevenir el dolor.
Diagnóstico
¿Cómo reconocer la fractura de los primeros pasos? Tal y como señalan desde la Asociación Española de Pediatría, AEP, cuando se produce, el niño de rechaza ponerse a andar al ponerse de pie presenta cojera para evitar el dolor. Son frecuente las quejas por el daño que aparece cerca del tobillo. En muchas ocasiones no hay un antecedente de un golpe claro y a menudo es producido por el atrapamiento de la pierna entre los barrotes de la cuna.
Su diagnóstico deriva de una radiografía en la que se observa una fractura incompleta, no desplazada de trayecto espiroideo y fino. En ocasiones, cuando esta prueba no aporta información, la ecografía puede aclarar el diagnóstico. Si la sospecha se confirma, el primer paso será inmovilizar con una férula y repetirla a los 10 días para confirmar el dictamen médico, observándose en este caso una imagen llamada refuerzo perióstico.
Los niños que han experimentado este traumatismo comienzan a rechazar el acto de andar ya que relacionan los pasos con dolor. Es muy importante que tras este traumatismo los padres vuelvan a normalizar el aprendizaje de esta habilidad tan necesaria en toda persona.
Superar el miedo
¿Cómo ayudar a los más pequeños a superar el miedo? Desde el Hospital San Joan de Déu se ofrecen estos consejos:
– Es fundamental no reñirles ni obligarles a cambiar de actitud. Si un pequeño tiene miedos es importante que no le hagas sentir mal por ello, y explicarle que el miedo es normal en ciertas situaciones. Por extraño que te parezca su miedo nunca lo ridiculices.
– Comunicarse con él y analizad juntos la situación con naturalidad.
– Ofrecerles apoyo y demostrarles que no deben tener miedo de una situación cotidiana como es el andar.
– Pedir ayuda profesional a un psicólogo o psiquiatra infantil en el caso de que estos miedos no desaparezcan.