La educación sexual generalmente comienza con la curiosidad de un niño sobre su cuerpo. Aquí le explicamos cómo preparar el escenario para la educación sexual y cómo responder las preguntas de su hijo o hija.
La educación sexual es un tema que muchos padres prefieren evitar. Si tienes un hijo pequeño, podría pensar que te libraste de esta situación, al menos por un tiempo. Pero eso no es necesariamente cierto. Esta puede comenzar en cualquier momento, aunque es mejor dejar que tu hijo marque el ritmo con sus preguntas.
Exploración temprana
A medida que los niños aprenden a caminar y a hablar, también comienzan a aprender sobre sus cuerpos.
“Abre la puerta a la educación sexual enseñándole a tu hijo los nombres apropiados para sus órganos sexuales, tal vez a la hora del baño”.
Si tu hijo señala una parte del cuerpo, simplemente dile lo que es. También es un buen momento para hablar sobre qué partes del cuerpo son privadas.
Cuando tu hijo te haga preguntas sobre su cuerpo, o sobre tu cuerpo, no te rías ni te avergüences. Toma las preguntas al pie de la letra y ofrece respuestas directas y apropiadas para cada edad. Si tu hijo quiere saber más, te preguntará.
Anticipe la autoestimulación
Muchos niños pequeños expresan su curiosidad sexual natural a través de la autoestimulación. Por ejemplo, los niños pueden tirar de sus penes y las niñas pueden frotarse los genitales. Así que, enséñale a tu hijo que la masturbación es una actividad normal, pero privada.
Si tu hijo comienza a masturbarse en público, trata de distraerlo. Si eso falla, lleva a tu hijo a un lado para recordarle la importancia de la privacidad.
“A veces, la masturbación frecuente puede indicar un problema en la vida de un niño. Tal vez se sienta ansioso o no esté recibiendo suficiente atención en casa. Incluso puede ser una señal de abuso sexual”.
Asimismo, enséñale a tu hijo que nadie tiene permitido tocarle las partes privadas de su cuerpo sin permiso. Si te preocupa el comportamiento de tu hijo, consulta a tu médico.
Curiosidad sobre otras personas
A la edad de 3 o 4 años, los niños a menudo se dan cuenta de que los niños y las niñas tienen genitales diferentes. A medida que la curiosidad natural aparece, puedes encontrar a tu hijo jugando al “doctor” o examinando los órganos sexuales de otro niño.
Tal exploración está muy lejos de la actividad sexual de los adultos y es inofensiva cuando solo se trata de niños pequeños. Sin embargo, como un asunto familiar, es posible que desees establecer límites a dicha exploración.
Los momentos cotidianos son clave
“La educación sexual no debería ser una única ocasión de debate revelador, sino que debes aprovechar las oportunidades que se presentan a diario para hablar de sexo”.
Si hay un embarazo en la familia, por ejemplo, dile a tu hijo que los bebés crecen en un lugar especial dentro de la madre llamado útero. Si tu hijo quiere más detalles sobre cómo llegó allí el bebé o cómo va a nacer, bríndale esos detalles.
Considera los siguientes ejemplos:
- ¿Cómo se meten los bebés en el vientre de una mamá? Podrías decir: “El bebé se crea cuando una mamá y un papá se abrazan de una manera especial”.
- ¿Cómo nacen los bebés? Para algunos niños, podría ser suficiente decir: “Los médicos y las enfermeras ayudan a los bebés que están listos para nacer”. Si tu hijo quiere más detalles, puedes decir: “Por lo general, la madre empuja al bebé por la vagina”.
- ¿Por qué no todos tienen pene? Intenta dar una explicación simple, como: “Los cuerpos de los niños y las niñas son diferentes”.
- ¿Por qué tienes pelo ahí abajo? Por lo general, la simplicidad también funciona en este caso. Podrías decir: “Nuestros cuerpos cambian a medida que crecemos”. Si tu hijo quiere más detalles, añade: “A los niños les crece pelo cerca del pene y a las niñas, cerca de la vagina”.
A medida que tu hijo madure y haga preguntas más detalladas, podrás proporcionar respuestas más detalladas. Contesta preguntas específicas utilizando la terminología correcta.
Incluso cuando estas preguntas te incomoden, debes seguir respondiendo. Recuerda, estás preparando el terreno para mantener conversaciones honestas y sinceras en los próximos años.
Fuente: Mayo Clinic