Puede ser bastante desesperante presenciar el ataque de tos de un bebé.
La sensación de los padres muchas veces es de impotencia y agotamiento después de una noche marcada por ataques de tos constante. ¿Qué hacer en estas situaciones? ¿Hay estrategias eficaces comprobabas para aliviar la tos?
En los casos más graves, no hay duda: hay que llevar al niño al médico o a un servicio de emergencia.
Existen varios ataques de tos: está la tos seca, la tos ronca o perruna y la tos blanda.
Un ataque de tos en un niño pequeño, que previamente se encontraba bien y que no estaba siendo vigilado, puede ser un síntoma de la aspiración de algún cuerpo extraño, como un trozo de un juguete, alguna pieza pequeña o un fruto seco (hay que evitarlos en los menores de 5 años).
Por otro lado, otro caso que típicamente produce ataques de tos es la tos ferina, que puede ser grave en los más pequeños, y que produce ataques intensos de tos en ocasiones durante meses. Característicamente se produce como un “gallo” inspiratorio entre las tandas de tos continua, que no dejan coger aire.
Sin embargo, en la mayoría de los casos la causa no es preocupante: se trata de un resfriado común, resultado de infecciones virales.
Algunas señales de alerta que indican la necesidad de una consulta profesional inmediata son la dificultad de respirar en los momentos en que el bebé está tosiendo, la piel azulada alrededor de la boca, la persistencia de fiebre alta y el abatimiento.