La desobediencia no tiene límites, llega a todo tipo de familias y es un mal hábito que se puede volver un serio problema si desde la niñez no se corrige a tiempo.
Un niño puede ser desobediente por múltiples factores, la sobreprotección, el hecho de que sus padres cumplan todos sus caprichos, la falta de reglas, las malas prácticas que aprende en su escuela o la copia de los comportamientos de otros niños de su edad.
Existen detonantes que puede hacer que tu hijo potencie su rebeldía y sea más difícil lograr que te obedezca, estos detonantes pueden ser: presenciar las peleas de sus padres, decir malas palabras sin que nadie lo regañe o recibir todo lo que pide sin límites ni reglas.
Muchas veces, los padres se cansan de regañar y castigar a sus hijos, sin ver en ellos cambio alguno y aunque cada niño es único y tiene su propio modo de desarrollo, existen algunos tips que pueden ayudarte a que termines de una vez por todas con esa rebeldía y tu hijo se amolde a tus reglas, claro está, sin exceder los límites de la autoridad.
- En la educación de un niño, éste debe recibir castigos o recompensas de acuerdo a sus actos, así le enseñarás qué está bien y qué está mal.
- Los niños aprenden a pensar y actuar de acuerdo a lo que ven y oyen, cuando a un niño se le obliga a seguir una instrucción o una norma, los padres deben respetar esas mismas normas y así, enseñarles por qué es importante seguirlas. Es decir, no se le puede castigar por ser violento o grosero, si tú como padre lo eres.
- Toda conducta se mantiene o se elimina de acuerdo a las consecuencias que ésta traiga. Si tu hijo hace un show porque no le puedes comprar algo, simplemente ignóralo, pronto se dará cuenta que esta actitud no le traerá ningún beneficio. Si, por el contrario, le prestas tu atención y le pides que se calme, sabrá que cada vez que quiera algo, tendrá que llamar la atención de forma violenta o grosera.
- Puedes elegir un rincón de castigos, es decir, cuando el niño no obedezca y ya haya recibido una advertencia por un mal comportamiento, debes enviarlo a ese rincón, debe ser un lugar en donde tu hijo no encuentre diversión, pues entonces no será un castigo. Esta sanción, le ayudará a saber que esa acción no se debe volver a repetir.
- Cuando el niño se comporte de forma adecuada, los premios también son una buena terapia, no solamente deben ser cosas materiales; una caricia, un beso o un abrazo, pueden ser suficientes. Cuando se trata de cosas materiales, la conducta puede ser a un mayor plazo, es decir, decides comprarle algo que él quiera, si se porta bien con todos sus deberes durante toda la semana o todo el mes.