Así son los chicos de 10 a 12 años

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La igualdad de derechos entre el hombre y la mujer no es una moda, sino una conquista de los tiempos modernos. A veces, ideas tan simples como que la mujer tiene las mismas oportunidades que el hombre, los mismos derechos, etc. han estado muy olvidadas.

Es evidente que chicos y chicas son diferentes y que necesitan ser educados conforme a sus características propias y no de una forma “light” o “unisex”. Sin ser machistas ni feministas, hay que fomentar en los chicos esas características propias de su condición de varones, y en las chicas, las de mujeres.

A los chicos no se les puede educar de la misma forma que a las chicas: son diferentes. Lo normal es que cada uno vaya orientándose por sí mismo… Pero, a veces los padres han de dirigir a sus hijos e hijas a causa del ambiente o de algunas circunstancias familiares.

Hay que intentar conocer, por tanto, las características más propias de un chico de estas edades, para ver luego qué detalles educativos contribuyen a fomentar los rasgos más propios de cada sexo. Pero esto no quiere decir que sean los únicos rasgos, ni que las chicas no participen en absoluto de los de los chicos.

De niños a adolescentes

Las características propias de un chico de estas edades, alrededor de los 10 años, tienen mucho que ver con sus amigos: tiene un instinto especial para formar grupos y pandillas. Los grupos suelen ser numerosos, de manera que les permita organizar algún tipo de deporte como el fútbol, el baloncesto u otros juegos de grupo. En todos ellos prima más la fuerza, la experimentación de su creciente fortaleza y músculos.

“Eres un cobarde” o “eres un gallina” suelen ser los mejores argumentos empleados por sus amigos para convencer a nuestro hijo a hacer algo. Es que ellos mismos asocian la masculinidad con la valentía y la fuerza.

También, para demostrar su fuerza, algunos chicos utilizan los tacos. Se sienten más arrojados al comprobar el efecto que tienen en los demás. Quizá en casa no los diga, pero si le viéramos con sus amigos nos sorprendería de las cosas que suelta por esa boca. Habrá que explicarle, de acuerdo con su mentalidad, el significado de esos tacos para que vea que no son simples palabras, sino que contienen insultos fuertes.

A estas edades, los chicos sienten un desinterés por las chicas y se separan voluntariamente en sus juegos. Que lo normal sea este desinterés, no quiere decir que nuestro hijo sea grosero con ellas. Si nuestro hijo tira del pelo o insulta, tendremos que hablar con él para no permitírselo, pero no nos desesperemos: la gentilidad y el respeto por las chicas vendrá con el tiempo, con la pubertad, no ahora.

La importancia del padre en la educación de sus hijos

Aunque los chicos se llevan bien con su madre, ya no tiene tanta importancia como cuando eran más pequeños. Ya no la necesitan para todo y notan en su interior un deseo de independencia cada vez mayor. Depende de los chicos, pero ya no se muestran demasiado melosos con ella, o le cuentan absolutamente todo lo que hacen.

De ahí la importancia del padre: él ha de ser el punto de referencia del chico. En él ha de ver un modelo de esfuerzo, de fortaleza, de cariño y amabilidad con los demás. El mejor ejemplo es el que ve en casa, y ahora se fijará más en papá, o en los hermanos mayores. Padre e hijo han de estar, si puede decirse así, más unidos e, incluso, hacer de vez en cuando algo especial juntos: una excursión o un viaje, por ejemplo.

Chicos entre chicas

A veces se da la situación de que el chico no tiene más que hermanas, o un hermano de una edad muy distinta pero muchas hermanas. Esto no tiene por qué ser problemático, porque lo normal es que nuestro hijo tenga muchos amigos de su edad y sexo y se divierta con ellos.

También puede ser que, en su barrio, no haya demasiados chicos y sí chicas… Tampoco es un problema, pero lo más normal es que juegue con chicos. Por eso, los padres han de estar más pendientes de él y procurar que conozca otros amigos, otros primos o apuntarle a alguna asociación o club juvenil con las debidas garantías para su educación donde los encuentre.

Chicos fuertes, no bestias

Hay que dejar claro una idea: un chico varonil no significa un chico bruto o animal. Las características de las masculinidad no se reducen a la fuerza, aunque tienen que ver con ella, como hemos visto.

Todos conocemos esos chicos brutos que se muestran como demasiado conscientes de que son más fuertes y más atrevidos que el resto de sus amigos. A veces son algo problemáticos por no tener una cierta medida: no saben donde está el límite. Se trata, por ejemplo, del chico que es un bruto o poco deportivo jugando al fútbol, o a cualquier otro deporte, o aquel que puede llegar a tiranizar a alguno de sus amigos.

Que un chico se comporte así depende de muchos factores, entre ellos el ejemplo que reciba en casa (las películas violentas de la televisión es uno de los ejemplos que recibe en casa, pues es donde ve la televisión). Otras veces es una reacción propia de la edad y de la personalidad del chico.

Los padres deben enseñar a su hijo que la virilidad no se manifiesta ni se demuestra con rudeza, con agresividad, con su mal carácter o con la falta de control sobre su propio genio. Las peleas se solucionan cuando el chico sepa hacerse respetar sin recurrir a las manos y a los golpes.

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