Los niños necesitan descubrir sus relaciones con el mundo, entenderlas y manifestarlas. Por eso, las manifestaciones artísticas son un buen vehículo para canalizar sus emociones, darlas a conocer y explicarlas. Incluso, fortalecer los talentos desde temprana edad, ayudarán a nuestro hijo a convertirse en una persona sensible, atenta y creativa.
Los padres deben entender que el arte no es un único talento. En realidad es el proceso de sensibilización de los niños y una forma de educarlos y divertirlos. Los especialistas afirman que las manifestaciones artísticas impulsan el pensamiento crítico y reflexivo, ayudan a los pequeños a entender la vida y los procesos de los que hacen parte.
De hecho, un niño que está en contacto con el arte, se conoce mejor a sí mismo y aprende a desenvolverse en varios entornos. Como la creatividad y la innovación son herramientas necesarias, el pequeño las descubre y desarrolla de acuerdo con sus intereses. Es decir, no hay que imponerle nada. Cada pequeño es un ser autónomo que elige cómo y en qué actividades centrar su atención.
Arte para comunicarnos en familia
Aunque los beneficios cognitivos del arte son infinitos, el más importante y poco comentado es su rol en la comunicación familiar. De acuerdo con psicólogos infantiles, los niños expresan sus emociones a través de las manifestaciones artísticas. Esto sobre todo cuando los pequeños no tienen la capacidad de comunicarlo todo verbalmente.
Por eso, una forma muy utilizada para conocer los pensamientos y sentimientos de los niños es a través de la interpretación de sus dibujos. Los especialistas afirman que la firmeza, fuerza del trazo, la elección de colores y la ubicación del dibujo dentro de la hoja dan pistas para saber si el niño está feliz, triste o inquieto.
Claves para analizar los dibujos de los niños
El trazo: Esto se refiere a la presión que el niño hace al lápiz y a la hoja al momento de dibujar. Hacia los tres años, los pequeños ya controlan mejor sus dedos e indican la evolución de su motricidad. Sin embargo, psicológicamente los trazos suaves o intermitentes están relacionados con bajo tono muscular, tristeza o preocupación.
Si repentinamente, los trazos se vuelven muy firmes o rasgan la hoja, indican rabia, estrés o enojo. A estas señales debe prestarse atención si se vuelven frecuentes en los dibujos del niño.
El tema: No es sorpresa que el pequeño dibuje a sus entornos cotidianos: su casa, sus padres y hermanos o mascotas. De hecho, el 90% de los dibujos están basados en sus vivencias y aprendizajes. La relación con los miembros de la familia se descubre en las expresiones de los rostros y la distancia a la que el niño los dibuje de él mismo.
Además, los expertos afirman que no es normal que el niño dibuje sangre, muertos o situaciones violentas, muchas veces producidos por la influencia de películas o programas de tv. Tampoco que el niño dibuje haciendo énfasis en la parte genital, pues es un indicador de abuso o violencia sexual.
Los detalles: Cuando los niños desarrollan más sus habilidades motrices, sus garabatos se convierten en dibujos dignos de exponer en nuestra casa. Gracias a esa evolución, los niños pueden plasmar más detalles, denotar de inmediato si se siente bien o mal.
Sin embargo, si los dibujos se realizan sobre un tema continuo y los detalles se repiten, sería bueno consultarlo con un psicólogo para saber si el niño está inquieto por alguna circunstancia.
Estos tips no deben ser el centro de atención a la hora de ver y disfrutar las obras de arte de nuestros hijos. Simplemente déjalos expresarse.