La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica, que afecta el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) y se puede manifestar a través de alteraciones de la vista, fuerza, sensibilidad y equilibrio.
“Hasta el momento no se ha descubierto una cura para esta enfermedad, pero con el desarrollo de nuevos medicamentos se ha logrado tratarla y controlarla”.
De igual modo, con el uso de estos fármacos se busca modificar el curso de la enfermedad con el fin de ofrecer una vida normal a los pacientes.
Habitualmente, la Esclerosis Múltiple se identifica en la edad adulta, aproximadamente entre los 20 y 40 años. Pero del total de casos, según la Fundación de Esclerosis Múltiple (FEM), entre el 3% y el 10% de los diagnósticos se logran en la edad pediátrica.
Aunque el tratamiento para niños y adultos es similar, en la etapa pediátrica la enfermedad se manifiesta con brotes o “recaídas”, lo que se conoce como esclerosis múltiple remitente-recurrente (EMRR).
“Un niño con EMRR puede presentar recaídas en las que los síntomas neurológicos empeoran, estas situaciones se mantienen por 24 horas y con el tiempo mejoran progresivamente, lo cual se entiende como remisión”.
Los síntomas varían entre los pacientes, pero los más comunes:
- Disminución de la agudeza visual en uno de los dos ojos y visión doble.
- Falta de fuerza o de destreza en alguna de las extremidades.
- Sensación de hormigueo o entumecimiento.
- Alteraciones del equilibrio o de la estabilidad.
Es importante que si tu hijo es diagnosticado con Esclerosis Múltiple, seas sincero con él para que no confunda su condición con cosas que no son, esto ples ayudará a comprender sus síntomas, no sentirse desplazados.
Por: Redacción Pediatría y Familia