La medicina personalizada llega al cáncer infantil

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El País

Itzal tenía cinco años cuando le diagnosticaron un rabdomiosarcoma en la vejiga, un tumor muy agresivo que requería de una quimioterapia muy potente y una cirugía mutilante. La pequeña inició el tratamiento y soportó, durante un mes, las secuelas de esas pastillas que le obligaban a tomar: vomitaba, se le caía el pelo y tenía tan bajas las defensas que apenas podía acercarse a su hermana pequeña, por el riesgo de que le transmitiera algún patógeno.

Un mes estuvo con esa quimioterapia hasta que en el hospital Vall d’Hebron de Barcelona, centro de referencia en España para sarcomas, secuenciaron el genoma de su tumor y descubrieron que, en realidad, esa masa en la vejiga era un cáncer miofibroblástico inflamatorio, un tumor localmente agresivo pero que no hace metástasis. 

El análisis reveló que en su libro de instrucciones genético había un fallo que hacía el tumor sensible a un tratamiento dirigido mucho menos agresivo que la quimio que había recibido. En pocos meses, la niña respondió a ese fármaco y la intervención para extirpar el tumor fue mínimamente invasiva y sin secuelas.

El análisis genético de su tumor dio una vuelta de tuerca a su pronóstico y constató algo de sobra extendido en la oncología de adultos: la medicina personalizada de precisión salva vidas.

El de Itzal es uno de los 45 casos que han pasado por el proyecto Comik (Medicina Ómica en Niños) de Vall d’Hebron, una iniciativa desplegada en el servicio de oncología y cirugía pediátrica para acercar la medicina personalizada al cáncer infantil con peor pronóstico.

La idea es encontrar, a través de la secuenciación genómica de los tumores sólidos, la firma genética de las neoplasias, todo su libro de instrucciones para detectar posibles anomalías en sus genes y buscar tratamientos dirigidos de forma específica para cada tumor.

Desde que se puso en marcha el proyecto en 2016 -financiado con fondos propios del centro y no pocas dificultades, admiten las expertas-, ya han pasado por el proyecto unos 45 niños. El 35% se ha beneficiado de tratamientos personalizados gracias a la información que reveló el análisis genómico de sus tumores.

Los especialistas de Vall d’Hebron abogan por mantener y ampliar este proyecto en el tiempo y el espacio, aunque defienden que, dados los pocos casos de tumores infantiles que hay, es preciso que se centralice la asistencia para favorecer la especialización. Por lo pronto, ya han empezado a trabajar con el hospital francés Gustave Roussi.

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