Por: Dr. Carlos A. Acevedo Marrero, MD, FAAP
Pediatra
¿Qué padres no han tenido la experiencia de que su hijo o hija se despierte en medio de la noche llorando por un dolor intenso en el oído? Sabemos cuánto esto altera la paz y la tranquilidad del niño y su familia.
Este niño probablemente tenga una condición llamada otitis media aguda. Esta enfermedad es sumamente común en la edad pediátrica: para los 3 años de edad, 60 % han tenido por lo menos una y 24% tres o más.
La otitis media aguda es una infección del oído medio. El oído medio es una cavidad ubicada detrás del tímpano y en forma de una moneda de diez centavos. Dentro de esa cavidad están los tres huesos más pequeños del cuerpo humano, llamados yunque, martillo y estribo. Las ondas de sonido hacen vibrar la membrana timpánica, y estos huesillos llevan esa vibración hasta el nervio auditivo, donde se generan impulsos eléctricos que nuestro cerebro interpreta como sonidos.
El oído medio se conecta con la garganta a través de un tubo llamado “Trompa de Eustaquio”. Cuando tenemos catarro, alergia o cualquier otro proceso que inflame la garganta, tiende a ocluirse este tubo con mucosidad y secreciones. Esto hace que se acumule líquido en el oído medio, en el cual crecen bacterias y surge la otitis media. En los niños menores de 2 ó 3 años, este tubo tiende a ser más corto y horizontal, lo cual lo hace más propenso a taparse.
El dolor de oído es uno de los dolores más intensos que se conocen, por lo cual los padres van a procurar atención médica inmediatamente. Estos pacientes tienen, por lo general, de 6 a 24 meses. El médico le preguntará a los padres si el niño tiene o ha tenido recientemente catarro, dado a que la otitis media es una complicación común de la gripe. Otros factores que colocan al paciente a riesgo de otitis media son ser varón, exponerse a humo de cigarrillo, ser blanco no-hispano, familiares con otitis media recurrente, tener otitis media a edad temprana, que padezca de alergia, darle la botella acostado, tener alguna deficiencia inmune, tener labio leporino o paladar hendido, o asistir a un centro de cuidado diurno.
El médico primeramente ordenará unos signos vitales, en los cuales pudiera presentar fiebre. Entonces procederá a hacer un examen físico, con énfasis en la parte afectada, es decir, el oído medio. Para esto utilizará un instrumento llamado otoscopio, que introducirá dentro del canal auditivo hasta poder visualizar el tímpano e insuflarle aire. Notará que el tímpano está rojo, abultado hacia afuera, y no se mueve con el aire debido a la presencia de líquido en el oído medio. Aunque pudieran hacerse otras pruebas, como timpanometría y reflexometría acústica, ya con esto tiene el diagnóstico.
Ahora que el médico o pediatra tiene el diagnóstico, ¿Cómo lo va a tratar? Primeramente, tiene que aliviar el dolor intenso, que fue la causa principal por la cual el niño fue llevado ante su consideración. Para eso recomendará el acetaminofen o el ibuprofen, y gotas analgésicas, directamente al canal del oído afectado. Todo esto aliviaría los síntomas, pero ¿Y qué de la infección de oído, que es la raíz del problema?
La otitis media es la razón más común para prescribir antibióticos en niños. Sin embargo, la mayoría de las infecciones de oído medio son de origen viral y el paciente va a mejorar sin necesidad de antibióticos. Si sometemos al niño a antibióticos que no necesita, lo exponemos a efectos secundarios y seleccionamos bacterias resistentes en su cuerpo. Por otro lado, si los necesita y no los recibe, pudieran ocurrir complicaciones de la otitis media, como mastoiditis, y otras más raras como laberintitis aguda, petrositis, meningitis, y absceso cerebral. De manera que se impone la necesidad de distinguir si la causa de la otitis es bacteriana o viral. ¿Cómo el médico puede saberlo?
En este caso, el médico le practicará al niño una timpanocentesis, es decir, extrayendo líquido del oído medio para examinarlo, pero este procedimiento no se hace de rutina porque requiere destrezas y equipo especiales. El médico, entonces, va a depender de su apreciación clínica. A menor edad del paciente, mayor la probabilidad de que opte por tratarlo con antibióticos. También se va a inclinar al uso de antibióticos si el dolor de oído es severo o la fiebre es alta (39 grados o más).
Asumamos que el paciente que nos ocupa tiene 4 meses, está llorando continuamente y su temperatura es de 39.5. El médico lo tratará con antibióticos, sabiendo que las tres bacterias que con más frecuencia infectan el oído medio son el Hemofilus influenza, el Estreptococo pneumonia y la Moraxella catarralis. Hará una receta de Amoxicilina en dosis altas para completar 10 días de tratamiento. También tiene la opción de recomendar Ceftriaxone inyectable diario por tres días, o Clindamicina, si el infante es alérgico a penicilina. En la receta añade Acetaminofen para el dolor y la fiebre.
Finalmente, le indicará a los padres que regresen con el niño a su oficina si no se observa mejoría en 24-48 horas. Digamos que el paciente regresó por persistencia de la fiebre en 48 horas. En este caso, el pediatra asumirá que la bacteria causante es resistente a amoxicilina, la descontinuará y usará Cefdinir o Amoxicilina/Clavulanato de potasio en su lugar. Si no es así, y los síntomas desaparecen en uno a dos días, el seguimiento será a largo plazo, mensualmente hasta que desaparezcan los cambios en el oído medio debidos a la otitis, que pueden persistir hasta por doce semanas. Aquellos pacientes que mantienen líquido en el oído medio después de doce semanas requerirán tratamiento y seguimiento especial, como tubos de timpanostomía para drenar la efusión y pruebas de audición para asegurarnos de que no interfiera con el desarrollo del habla.
El pediatra repasará el expediente medico del infante, y notará que las vacunas correspondientes a los 4 meses, aún no se le han administrado. La implementación de la inmunización contra el Hemofilus influenza, el Estreptococo pneumonia y el virus de influenza han ayudado a la reducción en el número de casos de otitis media en general. Por lo tanto, el pediatra les recalcará a los padres la importancia de poner al día la vacunación para prevenir las infecciones de oído medio. Además, motivará a la madre a continuar la lactancia, que se ha demostrado que en los primeros 6 meses de vida protege contra el surgimiento de otitis media. Finalmente, le recomendará a los padres que eviten la exponerlo al humo indirecto del tabaco.
Ana María Matute (1926-?), novelista española, decía en uno de sus escritos que
El dolor es más llamativo que la felicidad”. Pero pienso que seríamos más felices si podemos evitarlo.
Carlos A. Acevedo Marrero, MD, FAAP
Referencias:
- Kaur R, Morris M, Pichichero ME. Epidemiology of Acute Otitis Media in the Postpneumococcal Conjugate Vaccine Era. Pediatrics. 2017;140(3):e20170101 – March 01, 2018
- Jose Rosa-Olivares, Amanda Porro, Marielys Rodriguez-Varela, Gloria Riefkohl, Iran Niroomand-Rad. Otitis Media: To Treat, To Refer, To Do Nothing: A Review for the Practitioner. Pediatrics in Review November 2015, VOLUME 36 / ISSUE 11