El síndrome de Tourette es una afección del sistema nervioso que produce movimientos y sonidos (tics motores y vocales) involuntarios e incontrolables.
Generalmente, los síntomas del síndrome de Tourette aparecen progresivamente cuando el niño tiene entre 4 y 8 años de edad, aumentando la gravedad de los mismos hasta, aproximadamente, los 10 o 12 años de edad. Tiende a afectar más a los niños que a las niñas.
En la mayoría de los casos los tics desaparecen de forma espontánea, mientras que en solo un pequeño porcentaje de pacientes, los síntomas persisten hasta la vida adulta.
Los tics
Los tics comunes de tipo motriz son los movimientos espontáneos aparentemente incontrolables como el parpadear exageradamente, el sacudir la cabeza, encoger los hombros, mover los ojos, retorcer la nariz o hacer movimientos con la boca.
Los tics motrices complejos, suelen involucrar más grupos musculares y pueden incluso parecer una serie de movimientos repetitivos: tocarse una parte del cuerpo, saltar, inclinarse, girar, tocar u oler objetos o hacer gestos obscenos.
Por otra parte, los tics vocales simples pueden ser toser, aclararse la garganta, ladrar, resoplar o gruñir. Mientras que los tics vocales complejos incluyen gritos, ecolalia (repetición de palabras dichas por otras personas), uso de malas palabras de manera involuntaria (coprolalia).
Pero a pesar de que estos sean los síntomas más comunes, pueden variar en el tipo, frecuencia y gravedad. Incluso, pueden empeorar en situaciones de estrés o ansiedad, cambiar con el tiempo y ocurrir durante el sueño.
Algunos pacientes aseguran que antes de los tics se presentan sensaciones corporales premonitorias como cosquilleo, tensión o picazón, y desaparecen después del tic. Es probable que los movimientos o sonidos involuntarios puedan controlarse durante un breve periodo de tiempo.
¿Cuáles son las causas del ST?
No hay una causa específica del síndrome de Tourette, sin embargo, estudios han determinado que pueden ser ocasionados por cambios en el cerebro y una errónea comunicación de las células nerviosas. Otros especialistas apuntan a un desequilibrio en los neurotransmisores como la dopamina y la serotonina.
Por otra parte, antecedentes familiares también son un factor de riesgo importante, pues también se tiene entendido que es un trastorno genético con gran posibilidad de ser heredado, o desarrollado durante el embarazo.
¿Qué hacer si mi hijo tiene ST?
Lo más importante que debes saber, que el síndrome de Tourette en sí no impide llevar una vida sana y activa, pero sí trae consigo retos comportamentales y sociales que pueden afectar la imagen propia del niño que lo padece.
- Algunos expertos afirman que cuando la concentración se enfoca en actividades específicas, disminuye la frecuencia de los tics. De manera que el consejo principal es fomentar los deportes, el ejercicio y algunos pasatiempos que requieran su total atención.
- Los niños y adolescentes con ST tienden a ser personas más empáticas, de manera que realizar actividades que les permitan ayudar a otros pueden impulsar su nivel de confianza y seguridad en sí mismos y, por supuesto, aumentar su autoestima.
Ten en cuenta que cada niño asume su situación de manera completamente diferente, más cuando esta involucra desafíos emocionales, sociales y físicos. Consulta con tu especialista de confianza ante las primeras sospechas del síndrome, y así iniciar con el tratamiento.