Niños susceptibles que se irritan por todo

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Ser susceptible implica ser quisquilloso, picajoso, enfadarse por pequeñas cosas sin importancia, sentirse ofendido con facilidad o menospreciado ante las bromas que nos gastan los demás. 

Muchas veces suele decirse que las personas susceptibles tienen la piel de mariposa que como sabemos es muy frágil y se rompe con facilidad. Algo que puede causarles dolor y tristeza, te contamos cómo enfrentarnos a los niños susceptibles que se enfadan por todo.

Cómo son los niños susceptibles

Los niños susceptibles interpretan las conductas, miradas o comentarios de otras personas como un ataque directo hacia ellos, lo que provoca que reaccionen de manera impulsiva, desproporcionada y por tanto inapropiada ante las acciones de los demás (llanto desconsolado, agresividad, etc.). 

Si observamos que un niño es susceptible debemos ayudarlo para que se sienta bien consigo mismo y no se encuentre con problemas a la hora de relacionarse con otras personas. 

La susceptibilidad puede generar rechazo en el grupo de iguales e impedir que el niño pueda establecer, debido a su desconfianza, vínculos de amistad con sus compañeros. La susceptibilidad puede además provocar que el niño no tenga amigos y finalmente termine aislado socialmente en los casos más extremos. Por ello, es importante involucrarnos para que la susceptibilidad de nuestro hijo desaparezca. 

Es importante saber que la susceptibilidad está estrechamente relacionada con la autoestima, por lo que si notamos que el niño es muy susceptible debemos sospechar que su seguramente no tenga una buena autoestima. Normalmente, la susceptibilidad es causada por un autoconcepto de sí mismo negativo, inseguridad y miedo a ser valorado negativamente. 

Con frecuencia, los niños susceptibles se han criado en un ambiente en el que sus principales figuras de apego han sido muy exigentes con ellos. No se sienten valorados en su familia y están continuamente en alerta a la espera de recibir una crítica u opinión negativa. Y, en consecuencia, se encuentran siempre sospechando que los demás “van a por ellos”.

Cómo podemos ayudar a un niño para que no sea tan susceptible

  • Ofrecer amor incondicional.
  • Darle cariño mediante besos, abrazos, piropos, felicitaciones, etc.
  • Hacer saber que valoramos sus cualidades y que nos gusta como es.
  • Aceptar al niño tal y como es aunque no cumpla nuestras expectativas.
  • Tener expectativas sobre el niño adecuadas a sus características personales.
  • Transmitirle la idea que lo importante es ser feliz y buena persona pero no perfecto.
  • Evitar criticar, juzgar o corregir constantemente lo que el niño hace mal.
  • Realizar al niño críticas constructivas pero en ningún caso destructivas.
  • Reforzar y felicitar al niño cuando hace las cosas bien.
  • Evitar castigos que dañen, humillen o hagan sentir mal al niño.  

Si nuestro hijo se comporta de manera susceptible es conveniente que reflexionemos sobre si estamos siendo demasiado exigentes en casa con él. La disciplina es necesaria pero, no podemos olvidar que la clave de una crianza saludable es educar a los niños ofreciéndoles de manera equilibrada disciplina y afecto. 

Guía Infantil

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