Muchos papás se preguntan cómo pueden enseñar o ayudar a los niños a manejar la rabia, la ira o el enfado.
Lo primero que tenemos que aceptar es que los niños, al igual que los adultos se enfadan y se enrabietan, pero que, a diferencia de los adultos, ellos no siempre tienen herramientas para gestionar sus emociones.
Muchas veces los mayores caemos en el error de tratar las emociones o conductas de los niños bajo el prisma o perspectiva adulta. Pero no podemos olvidar que los niños no son adultos en miniatura, y por lo tanto no podemos razonar ni exigirles como si fueran adultos.
Para que el niño aprenda a manejar la rabia, lo primero que tendrá que saber es qué es la rabia, qué le hace enfadar y qué siente cuando se enfada. Si no identifica sus emociones, difícilmente podrá manejarlas.
Más allá del ‘portarse bien o mal’, hay que decirle al niño cómo se llama lo que está sintiendo. Si se le rompe un juguete y llora, por ejemplo, es un buen momento para validar esa emoción con frases como ‘Cariño, es normal que estés enfadado porque se te ha roto un juguete’ o ‘Entiendo tu enfado’.
Es fundamental que los niños sepan qué cosas les hacen enfadar o han hecho que se enfaden. Suelen ser cosas normales: que les digan que tienen que hacer algo que no quieren, que alguien les rompa o les quite sus cosas, etc. Así mismo, es importante ayudarles a distinguir la rabia o el enfado de otro tipo de emociones.
Es importante tener en cuenta la edad del niño. No es lo mismo un enfado en un niño de 2 años que apenas es capaz de hablar, que en un niño de 7 años que ya tiene más capacidad de pensar sobre lo que ocurre a su alrededor.
¿Qué hacer cuando se enfada?
- No reprimir el enfado del niño
- No ‘chantajear’ emocionalmente al niño cuando se enfada
- Corregir desde la calma
- No poner consecuencias al enfado del niño, sino a la conducta
- Educar con ejemplo
- Ofrecer herramientas, ayuda y alternativas al enfado
