La hipotonía hace referencia a la disminución de tono muscular, y en los niños se manifiesta como una poca interacción y un comportamiento más bien lacio. El tono muscular está relacionado directamente con la movilidad voluntaria y la postura, de manera que una alteración puede manifestarse como la quietud o la pasividad de los movimientos de los niños.
Esta condición es secundaria a trastornos cerebrales o encefálicos o a enfermedades neuromusculares.
Por lo general, la hipotonía muscular se presenta desde el primer mes de vida de los bebés, pero al ser seres tan delicados tiende a pasar desapercibido. Estudios recientes han determinado que esta anomalía se presenta en un 2 o 3% de los recién nacidos en el mundo.
Causas de la hipotonía muscular
Los expertos aseguran que hay antecedentes familiares que pueden predisponer a los niños a padecer de esta condición, como algunas enfermedades neuromusculares o neurodegenerativas transmitidas por alguno de los padres. También, puede ser causa de patologías propias del embarazo, causantes de partos prematuros, y con ello, niños hipotónicos.
Por otra parte, en muy pocos casos se ha identificado hipotonía muscular neonatal consecuencia de la ingesta de determinados fármacos en el embarazo, como el sulfato de magnesio o benzodiacepinas, sin embargo, cuando la patología se da por esta razón, suele ser completa y rápidamente reversible.
Síntomas de la hipotonía
- En el caso de los bebés, se manifiesta con una marcada dificultad para engancharse al pecho y succionar. En niños más grandes, la alimentación también se ve afectada al no poder masticar, ni tragar de la manera adecuada.
- No pueden sostener el peso de la cabeza por más de determinado tiempo.
- Presentan dificultad para mantenerse sentados sin algún tipo de soporte o ayuda.
- Tardan más en iniciar a gatear y/o caminar.
Tratamiento para niños hipotónicos
Según el grado de afectación física, en el tratamiento pueden intervenir diferentes disciplinas médicas como la pediatría, neurología, fisioterapia y atención temprana.
Es importante que los padres también hagan parte de la terapia, para que puedan replicarla en casa. Debemos tener siempre en cuenta que los buenos resultados en los tratamientos de los más pequeños dependen de la constancia con la que les animemos y los apoyemos a realizarlos. Imprescindible seguir las recomendaciones de los especialistas para poder desarrollarlo de la mejor manera posible.