Beneficios de la lactancia prolongada

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La costumbre de amamantar a los bebés por más de un año (también conocida como lactancia prolongada) es algo normal, sano y común en muchos países.  

Beneficios de amamantar a tu bebé después del primer año

  • Aunque ahora tu niño obtiene la mayor parte de los nutrientes que necesita a través de los alimentos sólidos que ingiere, la leche materna seguirá brindándole calorías, hormonas de crecimiento, inmunidad contra enfermedades, vitaminas y enzimas importantes.

    De hecho, los estudios indican que los lactantes de más de 12 meses se enferman menos que los que no reciben leche materna.
  • Si tu niño se enferma, la leche materna podría ser el único alimento que tolere. Esto le ayuda a mantenerse hidratado al tiempo que fortalece su sistema inmunitario.
  • Amamantar también es bueno para tu salud. Las mujeres que amamantan a sus bebés tienen índices menores de diabetes, enfermedades cardiovasculares e hipertensión que las mujeres que nunca amamantaron.
  • A medida que tu pequeño se va haciendo más independiente, el amamantamiento se transforma en una fuente importante de seguridad y respaldo emocional.

    Muchos piensan que si se sigue amamantando por mucho tiempo, el niño se volverá cada vez más dependiente y apegado a la madre, cuando en realidad el fuerte vínculo que tu pequeño siente cuando lo amamantas le ayuda en el desarrollo de su independencia. En otras palabras, cuando el niño siente que su vínculo con mamá es fuerte e indestructible, no teme que este vínculo se pueda romper.
  • Algunas personas piensan que al empujar a los niños hacia la independencia, los estamos haciendo más seguros, dice Kathleen Huggins, autora del libro sobre lactancia, The Nursing Mother’s Companion, cuando en verdad es todo lo contrario.

    Si obligamos a un niño a dejar el pecho cuando aún no está del todo listo para hacerlo, el niño no se volverá más seguro e independiente, sino que en realidad podría agarrarse aún más a su madre.
  • Si viajas y pasas la noche en un ambiente desconocido para tu bebé, nada le hará sentirse más seguro y tranquilo que la sensación de bienestar y protección que tu pecho le brinda.
  • Podrías estar un año o más sin menstruar, lo cual supone una gran ventaja para cualquier mujer que odie las molestias típicas de las reglas, como cólicos, hinchazón y cambios de humor.

    (Recuerda, sin embargo, que amamantar no es un método anticonceptivo eficaz, sobre todo a partir del sexto mes de vida de tu bebé, cuando empiezas a introducir alimentos sólidos en su dieta y no amamantas con la misma frecuencia).
  • Seguir amamantando podría ayudarte a controlar tu peso. Algunos estudios indican que amamantar, junto con una dieta sana y ejercicio físico, podría ayudarte a permanecer más delgada por muchos años.
  • Dejar de amamantar cuando notes que tu niño está listo para hacerlo es más natural y menos abrupto que simplemente marcar una fecha para el destete.

Cómo hacer que la lactancia prolongada funcione para ti

  • Si te molestan los comentarios negativos o las miradas indiscretas, te será más fácil amamantar a tu bebé en casa, antes de salir de compras o al parque.

    A muchas madres les parece mejor amamantar en horarios fijos (como por la mañana, antes de la siesta o antes de acostar al bebé) y enseñar a sus bebés a beber de un vasito otros líquidos durante las comidas o meriendas.
  • Si no te importa lo que los demás piensen o digan, ten preparada tu respuesta para cuando alguien te haga la pregunta inevitable: “¿Pero aún sigues dándole el pecho?” Muchas veces un simple “sí” es la mejor respuesta. O la próxima vez que te pregunten, “¿Cuándo vas a dejar de amamantar?”, contesta “Dentro de diez minutos”.
  • Si tu niño parece querer el pecho cuando está aburrido o quiere tu atención, prueba entretenerlo con nuevas actividades. A los niños de esta edad les encanta explorar el ambiente y necesitan mucho estímulo como combustible para su rápido desarrollo.
  • Puedes enseñarle a tu pequeño una palabra clave para cuando quiera pecho. Así cuando te pida “mimi” o “chuchu” en un restaurante, nadie más sabrá de qué se trata.
  • Cuídate. Incluye muchas frutas y verduras frescas en tu dieta, proteínas, granos enteros y alimentos ricos en calcio. Para mantenerte bien hidratada, bebe un vaso de agua cada vez que amamantes. Y si no sabes si estás obteniendo todos los nutrientes que necesitas, habla con tu médico o con una nutricionista.
  • Si sigues amamantando a partir del primer año, asegúrate de que tu bebé también consuma comidas nutritivas y equilibradas para que siga creciendo bien. Y si tu niño pasa por alguna etapa en que se vuelve difícil o melindroso para comer, no te preocupes; la leche materna le proporcionará muchos nutrientes importantes.
  • Si estás embarazada y quieres seguir amamantando a tu bebé mayor, ten presente que empezarás a tener menos leche cuando cambien tus niveles hormonales. Puede que produzcas menos leche a medida que avance tu embarazo y tu cuerpo empiece a concentrar su energía en el desarrollo del bebé. Además, el sabor de tu leche podría cambiar.

    Pero hay muchas mujeres que amamantan con éxito a un niñito mayor mientras están embarazadas, aunque esto requiere una dosis extra de tiempo y paciencia. Además, tendrás que asegurarte de alimentarte de forma muy sana y beber suficientes líquidos.

Fuente: Baby Center

 

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