Si la orina de su hijo tiene un color rojo, anaranjado o café, es posible que tenga sangre. Cuando la orina contiene específicamente glóbulos rojos, los médicos usan el término médico hematuria para describir esta condición.
Causas
Muchas cosas pueden ocasionarla, incluso una lesión física, inflamación o infección en el tracto urinario. La hematuria también está asociada con algunos problemas médicos generales, como defectos de coagulación de la sangre, exposición a materiales tóxicos, condiciones hereditarias o irregularidades del sistema inmunológico. Algunas veces es posible que hayan tan pocas cantidades de sangre en la orina que no puede observar ningún cambio en el color, a pesar de que se puede detectar por medio de una prueba química que realiza el pediatra.
En algunos casos el color rojizo no está asociado con la hematuria del todo, y es posible que el tono rojizo sea debido simplemente a alguno que su hijo comió o tragó. Remolacha, zarzamoras, colorante alimenticio de color rojo, fenolftaleína (un químico que se utiliza algunas veces en los laxantes), o fenazopiridina (medicamento utilizado para aliviar el dolor de vejiga), y es posible que el medicamento rifampin ocasione que la orina se vuelva roja o anaranjada si su hijo la ingiere.
Cada vez que no esté seguro de que una de estas explicaciones alternas sea la responsable del cambio de color, llame a su pediatra. La sangre en la orina, cuando va acompañada de proteína (albúmina), generalmente se debe a una inflamación de las membranas de filtración del riñón; el término general de esta condición es nefritis. Su médico puede recomendarle exámenes adicionales para distinguir entre varios tipos diferentes de nefritis.
Tratamiento
Su pediatra le preguntará sobre cualquier posible lesión, alimentos o síntomas de salud que hayan podido ocasionar el cambio de color en la orina. Realizará un examen físico, revisando particularmente cualquier aumento en la presión sanguínea, inflamación o dolor con la palpación en el área del riñón (particularmente de las manos o pies, o alrededor de los ojos) que pueda indicar que tiene problemas de riñón. También realizará exámenes en una muestra de orina y puede ordenar exámenes de sangre, procedimientos radiológicos (como un escaneo con ultrasonido o rayos X), o realizará otros exámenes para verificar el funcionamiento de los riñones, la vejiga y el sistema inmunológico de su hijo.
Si ninguno de estos revela la causa de la hematuria, y continúa ocurriendo, es posible que su pediatra lo refiera con un especialista de riñones de niños, quien realizará exámenes adicionales. (Algunas veces estos exámenes incluyen el análisis de un pedacito del tejido del riñón debajo del microscopio, un procedimiento conocido como biopsia. Este tejido se puede obtener mediante una operación quirúrgica o al realizar lo que se denomina una biopsia por punción).
Una vez que su pediatra conozca más sobre lo que está ocasionando la hematuria, se puede decidir si el tratamiento es necesario. Con frecuencia ningún tratamiento es necesario. Ocasionalmente el medicamento se utiliza para suprimir la inflamación que es la marca distintiva de la nefritis.
El seguimiento es importante
Cualquiera que sea el tratamiento, su hijo necesitará regresar al médico con regularidad para repetir los exámenes de sangre y de orina, y las revisiones de la presión sanguínea. Esto es necesario para asegurarse de que no está desarrollando una enfermedad crónica de riñones, que puede ocasionar una insuficiencia renal. Ocasionalmente la hematuria la provocan las piedras en los riñones, o, en raras ocasiones, una irregularidad que requerirá una cirugía. Si éste es el caso, su pediatra lo referirá con un urólogo pediatra quien puede realizar dichos procedimientos.
Fuente Caring for Your Baby and Young Child: Birth to Age 5