Leche materna: las ventajas de amamantar a tu bebé

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El nacimiento de nuestro hijo nos colmará de alegría, pero también de dudas, entre ellas, si resulta más conveniente darle el pecho o el biberón. Sin embargo, las indiscutibles ventajas de la lactancia materna no nos dejan lugar a dudas: los bebés alimentados con leche materna contraen menos enfermedades y se encuentran mejor nutridos que los que reciben otros alimentos con biberón.

A la hora de escoger entre la lactancia materna y la artificial, lo más importante que debemos tener en cuenta es la salud del bebé. Aunque puedan influirnos motivos estéticos o la necesidad de reintegrarnos a la vida laboral en esta elección, no debemos olvidar que las ventajas de la leche materna sobre el biberón son innumerables.

Este alimento proporciona al recién nacido todos los nutrientes que necesita, tanto en calidad como en cantidad, así como anticuerpos elaborados en el organismo materno que lo protegerán de las infecciones. Además, al bebé le resulta mucho más fácil digerir la leche materna, que, por otra parte, no requiere ningún tipo de preparación y siempre se encuentra a la temperatura adecuada para el niño.

Tu leche materna, el alimento más completo para tu bebé

Está demostrado que la leche de la madre constituye por sí sola el alimento más completo que podemos proporcionarle a nuestro bebé. Tanto que, durante los primeros seis meses de vida, no será necesario que le demos ningún otro alimento o líquido, ni siquiera agua, salvo los calurosos meses de verano. De hecho, todos los sucedáneos, entre los que se incluye la leche de vaca, los preparados para lactantes, la leche en polvo y las papillas de cereales, son de inferior calidad, ya que no aportan ninguna protección especial frente a las enfermedades.

Solo a partir de los seis meses será necesario proporcionar al recién nacido otros alimentos. No obstante, resulta recomendable que continuemos dando el pecho hasta bien entrado el segundo año de vida por lo menos, ya que la leche materna sigue constituyendo una importante fuente de energía, proteínas y vitamina A, entre otros nutrientes.

Lactancia: comenzar lo antes posible tras dar a luz

Los expertos recomiendan iniciar la lactancia lo antes posible después de dar a luz. Si damos el pecho al bebé inmediatamente tras del parto, -no debería pasar más de una hora desde el momento del alumbramiento-, la succión estimulará la producción de leche. A pesar de todo, durante los primeros días solo subirá una espesa leche amarillenta, llamada calostro, muy nutritiva y beneficiosa para el recién nacido, que bastará para satisfacer sus necesidades hasta que comience la producción de leche.

Para dar el pecho correctamente desde la primera ocasión, solo se necesita un ambiente relajado y aprender unos pasos básicos que facilitarán este acto tan especial. Lo más importante es no descuidar la posición el lactante en este momento, ya que una postura incorrecta puede provocar la aparición de dolor o grietas en los pezones, una producción de leche insuficiente o que el bebé se niegue a alimentarse.

Evitar estos problemas resulta muy fácil: una vez que la madre se ha lavado las manos y los pechos y ha adoptado una postura confortable, solo ha de acercar el pecho al bebé y éste aferrará el pezón con su boca, casi instintivamente, y comenzará el movimiento rítmico de succión. Mientras el niño toma el pecho, es conveniente que vigilemos su postura y mantengamos en todo momento su cabeza más alta que el resto del cuerpo.

También es importante que la boca abarque toda la areola del pezón y la nariz quede libre en todo momento para que el bebé pueda respirar. De lo contrario, se agotará y acabará rechazando el alimento. Si el niño succiona largamente y con fuerza, su cuerpo se mantiene vuelto hacia la madre y el bebé está tranquilo y contento, todo marcha bien. Otra señal de que se está dando correctamente el pecho es que la madre no siente dolor en los pezones.

Tras unos minutos, la fuerza y la velocidad de la succión disminuirán. Es el momento de que paremos esta primera toma, con el fin de que el bebé no trague aire o se quede dormido. Después, le ofreceremos el otro pecho y el niño reanudará su alimentación. Cuando ya se encuentre satisfecho, dejará de mamar y, probablemente, se quedará dormido. En general, unos diez minutos en cada pecho bastan para que el pequeñín obtenga todo el alimento que necesita.

Algunas madres necesitan ayuda para iniciar la lactancia materna, sobre todo cuando se trata del primer hijo. Una mujer que ya haya pasado por esa experiencia puede ayudar a la madre inexperta resolviéndole las dudas o, simplemente, permaneciendo a su lado las primeras veces que dé el pecho.

Expulsar el aire mediante unos golpecitos en su espalda

Después de dar el pecho, todavía queda un importante paso que el propio bebé debe dar: la expulsión del aire que ha tragado durante el amamantamiento o, lo que es lo mismo, el eructo. Aunque los lactantes apenas tragan aire mientras toman el pecho, el poco que siempre pasa a su estómago ha de ser expulsado. Podemos ayudarle a hacerlo sosteniéndole contra el hombro y dándole unos golpecitos muy suaves en la espalda. También podemos colocar al bebé sobre nuestras piernas y estimularle suavemente la espalda haciendo círculos con las manos.

8 consejos para dar el pecho a tu bebé

1. Todos los pros y los contras de dar el pecho o el biberón deben sopesarse cuidadosamente antes de tomar una decisión. Las circunstancias personales también cuentan, pero, en ningún momento debe olvidarse que lo más importante es que el recién nacido crezca fuerte y sano.

2. La leche materna proporciona al lactante su primera “inmunización”. Contribuye a proteger al bebé contra la diarrea, la tos, los catarros y otras enfermedades comunes. En cambio, la leche de vaca y otros alimentos infantiles no proporcionan esta protección.

3. Lavarse las manos y los pechos antes y después de cada toma protegerá al niño de posibles infecciones. Cuando se haya terminado, es aconsejable la aplicación de una crema protectora sobre el pezón y la areola, con el fin de evitar la aparición de grietas en la zona.

4. Los pediatras recomiendan comenzar cada vez de un pecho distinto, ya que el bebé siempre ingiere más leche del primero que del segundo. Si se alternan los dos pechos, ambos se vaciarán de forma regular.

5. El bebé extrae casi toda la leche en los primeros minutos, por lo que resulta innecesario prolongar la toma más de diez con cada pecho. El lactante tenderá a permanecer aferrado al calentito pezón, pero hay que separarlo de él o comenzará a tragar aire.

6. Para retirar al bebé del pecho, se le debe introducir con suavidad el dedo en la boquita. El pequeño aflojará la tensión sobre el pezón y, al retirarlo, éste no sufrirá.

7. El horario de las tomas debe ser flexible: el lactante debe ser amamantado cada vez que lo desee, normalmente cada tres o cuatro horas. No es necesario esperar un periodo de tiempo mínimo tras cada toma, ya que la leche materna resulta muy fácil de digerir. Además, una succión frecuente estimulará la producción de leche.

8. La madre que está dando el pecho a su bebé debe tener en cuenta que todo lo que consume puede pasar a formar parte de la leche, por lo que debe evitar el café, los refrescos de cola, las bebidas alcohólica, las drogas de cualquier tipo, el tabaco, y los medicamentos que no hayan sido preescritos específicamente por el médico.

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