Los primeros años de vida son un momento crítico para la aparición de posibles enfermedades respiratorias en la infancia y en la adultez. Actualmente, investigaciones han observado que un aumento de peso superior al recomendado durante esta etapa, puede estar asociado a un mayor riesgo de desarrollar asma en la edad escolar y a una peor función pulmonar.
Un estudio realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), quiso averiguar si los patrones de crecimiento infantil -derivados del peso y la altura- monitoreados durante los tres primeros años, afectaban la salud respiratoria a los 10 años de edad.
En concreto, los patrones analizados fueron la velocidad máxima de crecimiento en peso y altura, que suele ocurrir a la edad de un mes, y el momento en que el índice de masa corporal alcanza su máximo, lo que suele suceder alrededor de los nueve meses de edad.
Los expertos realizaron un seguimiento de 4.435 niñas y niños desde antes de su nacimiento hasta los 10 años de edad. Al llegar a la edad máxima del estudio, se les realizó una espirometría para medir su función pulmonar y sus padres rellenaron un cuestionario para saber si se les había diagnosticado asma.
Factores de riesgo
Los datos mostraron que los bebés que aumentaban de peso más rápido y que tenían un mayor índice de masa corporal tenían una menor función pulmonar a los 10 años de edad.
“Concretamente, en estos casos la función de las vías aéreas era proporcionalmente menor de lo que hubiese correspondido según la capacidad pulmonar. Aunque no se observó ninguna relación del crecimiento en peso y altura con el riesgo de asma, este desarrollo desproporcionado de la función pulmonar sí que podría representar un factor de riesgo para las enfermedades respiratorias”, concluye Maribel Casas, investigadora de ISGlobal y del Erasmus University Medical Center y primera autora de la publicación.
Por otro lado, también se observó que “cuanto más tarde se alcanzaba el índice de masa corporal máximo, se daba una mejor función pulmonar y, en el caso de los niños, un menor riesgo de padecer asma”, explica Casas.
“Los resultados de este estudio confirman que el crecimiento infantil durante los primeros años de vida es importante para el desarrollo pulmonar”, añade la investigadora.