Por: Redacción Pediatría y Familia
Para muchos niños alrededor del mundo, la plastilina es uno de sus primeros juguetes, además de ser de sus favoritos. Su bajo costo y múltiples usos son la motivación principal para que los padres regalen este elemento a sus hijos. Pero, además de estas ventajas, existe un poder oculto que la plastilina oculta bajo sus colores brillantes.
Los expertos en desarrollo infantil y terapeutas infantiles consideran a la plastilina uno de los más importantes instrumentos. De acuerdo con los especialistas, este juguete beneficia a los niños, mucho más allá de la creatividad.
Esta pasta moldeable es el juguete perfecto para que los niños aprendan a concentrarse en una actividad específica. Cuando un niño tiene en sus manos una bola de este material, lo primero que hace es pensar cómo transformarla. Y es en este instante cuando el cerebro del pequeño trabaja arduamente para que se logre el cometido inicial.
Durante el proceso de moldeado, el niño potencia sus habilidades motrices. En especial, la motricidad fina, encargada de facilitar los movimientos de manos y dedos; también facilita la coordinación entre la mano y el ojo antes de realizar cualquier actividad. Si se trata de un bebé, la plastilina también ayuda a crear espacios íntimos entre los padres y el niño.
Otras de sus increíbles propiedades tienen que ver con el mundo interior del pequeño, por esa razón es utilizada como método de terapia. Al poner en contacto a un niño con plastilina, el pequeño puede utilizarla como medio para reconocer sus emociones y plasmarlas en lo que quiera representar.
Todos estos beneficios mencionados anteriormente son el soporte para que terapeutas y pedagogos trabajen mejor con niños que presentan trastornos de aprendizaje, dificultades de concentración o pequeños que todavía no sepan manejar sus emociones negativas.
