Redacción Pediatría y Familia
El momento de la alimentación para los bebés es muy importante. Más allá de la conexión emocional que establecen madre e hijo, este instante le permite al pequeño desarrollar su reflejo de succión. Un proceso que toma días o semanas y en los que -usualmente- el bebé no recibe la cantidad adecuada de leche. En otros casos, los bebés se ven obligados a tomar leche directamente desde el biberón o tetero, una situación en la que el niño se adapta más rápido a succionar.
Sin embargo, las dos variables no evitan que en el bebé se produzcan los molestos gases. Éstos se producen cuando el bebé traga aire mientras come. A mayor cantidad de aire, aumentan las probabilidades de que el bebé sufra un cólico típico. Por eso, enfermeras y pediatras recomiendan siempre a los padres extraer todos los gases, ya que esta actividad la aprenden cuando van creciendo.
Para ayudar al bebé a iniciar su digestión sin problemas, los padres deben saber que existen dos tipos de gases: gases estomacales y gases intestinales.
Los gases del estómago se producen por el aire que llega hasta el organismo del bebé mientras come o llora. A diferencia de éstos, los gases del intestino surgen como resultado de una mala digestión o una alergia alimentaria. Saber identificar el tipo de gases de tu hijo es el primer paso para tomar medidas que los eviten o reduzcan. Así tendremos a un pequeño más contento.
Todo está en la postura:
Aunque suene a la frase típica, es cierto que cada bebé es un mundo y que para cada pequeño no funcionan los mismos consejos. Aún así, los pediatras afirman que la clave para ayudar al bebé a expulsar los gases es la posición en la que se encuentre.
Dentro de las posturas más comunes para ayudar al bebé en esta tarea se encuentran las siguientes:
Boca abajo: Esta es una de las posiciones más recomendadas por pediatras y abuelas. El bebé se sostiene con un brazo mientras se dan golpecitos en la espalda para que eructe. La expulsión de los gases se hace rápidamente porque el peso del bebé, presiona su barriguita contra el brazo de la persona que lo sostiene liberando el aire contenido.
Sobre el pecho: De acuerdo con muchos especialistas, esta postura es la predilecta de muchos niños. Consiste en cargar al pequeño sobre su pecho de forma que su cabeza quede a la altura del hombro y darle las palmaditas necesarias para que expulse el aire. En estos casos, es conveniente usar una toallita en caso de que el pequeño regurgite.
Apoyado en nuestros muslos: Esta posición es exactamente igual al anterior, solo que el cuerpo del bebé se coloca sobre nuestras piernas mientras estamos sentados y erguidos. Como en los casos anteriores, se masajea o se dan palmadas en la espalda del bebé para que el aire acumulado salga sin problemas.