El síndrome de colon irritable se define como un grupo de síntomas que, por lo general se presentan en conjunto provocando fuertes dolores abdominales y cambios en la deposición normal, como diarrea o estreñimiento.
Los principales signos del colon irritable en los niños, por lo general suelen ser ardor estomacal, náuseas, sensación de llenura, eructos y gases. Sin embargo, para un diagnóstico más objetivo, los especialistas plantean la posibilidad de que un niño padezca de colon irritable cuando los síntomas permanecen por más de tres meses.
¿Qué causa el síndrome de colon irritable?
Hasta el momento no se tiene un manual que incluya las causas específicas de esta afección, sin embargo, los síntomas comienzan después de consumir alimentos tales como lácteos, chocolate, cafeína, alimentos grasos, bebidas gaseosas entre otros. Adicional a esto, se ha comprobado que otros factores externos como el estrés, las infecciones y algunos signos de ansiedad pueden propender a su desarrollo, pues existe gran relación de los nervios del colon con los cerebrales.
Tratamiento casero
Lo más probable es que el especialista del menor sugiera realizar cambios en la alimentación de manera paulatina, para que el organismo del niño se adapte poco a poco. En primera instancia, debe aumentarse el consumo de fibra para evitar el estreñimiento, se recomienda aumentar la ingesta de frutas, vegetales, panes integrales y cereales, por ejemplo.
En segundo lugar, si eres consciente de que son los lácteos es el desencadenante del malestar causado por el colon irritable, puedes retirarlos poco a poco de su dieta, siempre y cuando el niño esté consumiendo una fuente alterna de vitamina D y calcio.
En tercer lugar, limita o elimina alimentos que causan gases, como los frijoles, el brócoli, el maíz, frutas cítricas, cafeína y zanahorias.
Como bien mencionábamos, el estrés también puede ser un desencadenante, de manera que es importante que puedas inculcar en tu hijo algunas técnicas para liberar esta tensión, como por ejemplo el ejercicio, las técnivas de relajación o ejercicios de respiración.
Además, puedes influir en tu pequeño para que tome más agua para evitar el estreñimiento y la hinchazón estomacal, y para que tenga una higiene de sueño adecuada.