La piel de los recién nacidos supone un cuidado más especial que la de los niños, adolescenres o adultos, pues es el protagonista principal en la adaptación del bebé a la vida fuera del útero.
La peil es la primera barrera visible del cuerpo que permite aislar del organismo del entorno en el que se encuentra y ofrece una resistencia ante las agresiones que se pueden presentar, permite la regulación de la temperatura corporal y favorece la percepción de los estímulos ambientales.
Es normal que como padres podamos tener dudas frente al correcto cuidado de la piel de los bebés, puesto que existen muchos rumores sobre cómo mantenerla sana.
Evita jabones con exceso de químicos
Es importante tener en cuenta la delicadeza de la piel de los bebés, que en un inicio carece de flora bacteriana. Evita aplicarle productos ajenos a los recomendados por el pediatra del bebé. Los jabones menos recomendables para esta etapa, son los alcalinos ya que pueden producir irritaciones y darle el paso a posibles infecciones.
Por el contrario, los jabones neutros, ligeramente ácidos y sin perfumes son los primeros en recomendarse para los neonatos, A la hora del baño, enjabona al bebé con la mano o con una esponja muy suave.
Evita realizar baños diarios
La Asociación Española de Pediatría ha señalado que no son necesarios los baños diarios, puesto que algunas zonas del cuerpo tienen mecanismos de autolimpieza.
No lo expongas al sol
No es recomendable que los niños se expongan al sol directamente, al menor hasta los 3 años. La recomendación inicial de los profesionales de la salud es que los niños salgan al exterior con medidas que los protejan de los rayos solares.
Evita los cambios bruscos de temperatura
La piel de los recién nacidos requiere que se le mantenga en una temperatura templada. En condiciones de mucho calor puede producirse hipertermia o sudamina, y en muy bajas temperaturas hipotermia o paniculitis.
Usa anticépticos en poca medida
La Asociación Española de Pediatría rechaza el uso en grandes cantidades de antisépticos contenidos en algunos productos de aseo, pues puede alterar el ecosistema microbiológico de la piel, así como favorecer la aparición y multiplicación de otros microorganismos.