8 errores frecuentes al realizar un lavado nasal al niño

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Hay padres que hacen lavados nasales a sus hijos porque piensan que así no se van a acatarrar.

Los lavados nasales con suero son muy útiles si se aplican correctamente, pero pueden llegar a ser molestos, ineficaces y ocasionalmente, lesivos. A continuación te detallamos los errores más frecuentes que cometemos al realizar un lavado nasal al niño.

Cosas que debes evitar al realizar un lavado nasal al niño

1- Realizar lavados nasales cuando no hay congestión nasal. Los niños más mayores van a quejarse si están muy atascados. Si no lo están, ¿para qué vamos a hacerle un lavado nasal? Del mismo modo, los niños más pequeños solo han de ser sometidos a un lavado nasal si tienen gran incomodidad, preferiblemente, antes de la toma, para que puedan comer sin dificultades.

2- Los lavados nasales no tienen una finalidad preventiva. Hay padres que hacen lavados nasales a sus hijos porque piensan que así no se van a acatarrar. Esto no es cierto.

3- Echar varias gotas de suero en la nariz no sirve para nada. Los lavados nasales se ejecutan echando un buen chorro de suero, o haciendo una o varias inhalaciones de suero pulverizado, y no solo con dos o tres gotas.

4- Si al niño le genera incomodidad, es mejor dejarlo. Los niños mayores disponen de otras estrategias para desembarazarse de los mocos (por ejemplo: sonarse vigorosamente,una buena hidratación, etc.). Por ello, si cada vez que le lava la nariz a su hijo, esto le supone un auténtico quebradero de cabeza, es mejor que recurras a otras estrategias.

5- Hacer lavados nasales frecuentes a niños con hemorragias nasales de repetición. Si su hijo sangra con facilidad es mejor que no le haga lavados nasales, pues va a ser peor el remedio que la enfermedad.

6- Hacer lavados nasales a niños con problemas de coagulación. Dichos problemas van a facilitar que el niño sangre por la nariz, por lo cual es mejor evitar los lavados nasales. Si han de hacerse, lo mejor es extremar la cautela.

7- Combinar los lavados nasales con aspiración de mocos en bebés menores de 6 meses. Los lactantes muy pequeños tienen una trompa de Eustaquio muy corta, de tal modo que la aspiración de mocos hace un efecto de tracción sobre el tímpano, que a su vez deriva en irritabilidad por dolor de oídos.

8- Hacer lavados nasales a un lactante, estando el bebé sentado. Lo mejor es que esté tumbado, porque así se facilita la sujección de la cabeza. Una cabeza bien sujeta evita que el niño gire bruscamente la misma , por lo cual podemos hacerle daño en sus fosas nasales. Además, se evitará la posible aspiración del suero.

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