Se trata de uno de los elementos más importantes en el desarrollo de los niños durante los dos primeros años de edad. Los espejos forman parte de nosotros y gracias a ellos podemos estimular y conseguir que el niño consiga un desarrollo básico en el conocimiento de uno mismo.
En educación infantil, los bebés deben desarrollar tres ambitos o areas diferentes. Las cuales tienen la misma importancia en el constante desarrollo del niño.
Juegos con el bebé frente al espejo
Las tres áreas del desarrollo del niño son:
- Conocimiento de uno mismo
Donde el niño empieza a tener consciencia de si mismo, sus habilidades, posibilidades, etc. Además de crearse una imagen sana de si mismo.
- Conocimiento del entorno
Consiste en aprender a relacionarse con todo lo que les rodea, la familia, los juguetes, los diferentes ambientes, etc.
- El lenguaje
Es la parte encargada en la comunicación del niño, como se hace entender, gestos, estados de animo, etc.
El espejo está relacionado directamente con el área del conocimiento de uno mismo. La utilización del espejo para la educación infantil, no es nada nuevo, ya en los años 30, el doctor Jacques Lacan, presentaba toda una investigación relacionando la importancia de los espejos en los desarrollos de los niños.
Los espejos y los niños
¿Cómo ven los niños los espejos? La percepción de los espejos, ira variando según la edad de los niños.
Hasta los 6 meses los niños cuando ven su imagen dentro de un espejo, no la asocian con ellos mismos, dandole una importancia minima, algo más que está ahí, aunque si tiene interacción con su imagen, no será para intentar entender que está ocurriendo.
Es apartir de los 6 meses de edad cuando los niños empiezan a notar cosas raras en el espejo, como, la imagen que están viendo, les resulta muy familiar (a pesar de que el niño hasta entonces no es capaz de reconocerse). La primera reacción que tendrá al reconocerse, será una risa y una cara de satisfacción, como le ocurría cuando se descubrió los pies. Esta reacción que experimenta el bebé, no es continua, ya que la tan solo tiene una imagen delante y no es capaz de percibirlo como lo que es. Con lo que pasará de conocerse a verlo como una imagen, constantemente.
Es a partir de los 10 meses cuando el niño empezará a tener mucha más interacción con el espejo, jugando con las manos, chupando su propia imagen, resultándole siempre una sensación muy satisfactoria.
La fase del espejo dura hasta los 18 meses más o menos, aunque el niño seguirá disfrutando mirándose al espejo y jugando a poner gestos.
Que se potencia con los ejercicios en el espejo
Gracias a este tipo de actividades, el niño está motivando la maduración del cerebro, concretamente en lo que concierne a la percepción y a como debe procesar la información recibida. Al reconocer los movimientos que realiza, consiguiendo mejorar la coordinación y la precisión en los movimientos.
El mirarse en el espejo, provoca la creación de su propio ego, lo que estimula al niño para mejorar.