La cultura latina tiene muy arraigada la creencia de que los pies es el primer lugar por donde se producen las enfermedades, y más las que están relacionadas con las vías respiratorias. Sin embargo, a lo largo de los años se han publicado diferentes estudios que han derrocado estos mitos y por el contrario resaltan las ventajas de que los niños permanezcan con los pies descalzos.
Los zapatos que se han diseñado para bebés son encantadores y con el paso de los años han ido volviéndose más modernos estéticamente hablando, pero eso no quiere decir que sea la mejor opción para los más pequeños, de hecho es todo lo contrario. Expertos recomiendan evitar a toda costa que los bebés utilicen zapatos ya que pueden interferir con su correcto desarrollo.
Y es que durante los primeros meses de vida, los pies de los bebé cuentan con una almohadilla de grasa en la planta de los pies que les da un aspecto plancheto y gordito. Esta almohadilla desaparece hacia el primer año de vida del niño que es cuando empieza a tomar forma el arco plantar o puente del pie. Esta podría ser, quizás, la primera señal que indica el cuerpo preparándose para los primeros pasos y el futuro uso de zapatos.
La elección de los zapatos para los pequeños es una escogencia meramente estética, la verdad es que hacer que un niño que aún no camine los utilice puede dar pie a malformaciones e incomodidades en el pequeño.
Debes tener en cuenta que todo el desarrollo de los niños es un proceso, es decir, todo toma su tiempo. Cuando los niños demanden el uso de zapatos, más allá de llevarnos por el factor estético debemos tener en cuenta diferentes puntos como cuáles son los adecuados para él, qué tipo de zapatos requieren conforme al clima donde estamos, el terreno en el que caminan, la talla y la comodidad que necesitan para evitar consecuencias más adelante.
Es cierto que muchas veces los zapatos en los bebés cumplen la función de un abrigo, pero puedes remplazarlos por calcetines que no limiten o ejerzan presión en los pies.