¡Quiero a mamá! El apego excesivo en los niños

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Apego excesivo


Por: Redacción Pediatría y Familia

¿Es normal el apego excesivo en niños? Cuando tus hijos son pequeños, de un año aproximadamente, se encuentran en una fase específica de su crecimiento donde mamá es el centro de atención. A esta edad -usualmente- poseen una extensa fijación con una persona en específico y, casi siempre, es su mami. Este hecho provoca el rechazo del niño hacia los restantes integrantes de la familia, incluyendo a papá.

Puede resultar curioso cómo precisamente cuando los niños comienzan a progresar, -y con progresar nos referimos a adquirir sus primeras habilidades como caminar, entre otras- el niño comience a ser tan pegadizo y a mostrar apego excesivo.

El bebé necesita apoyo

El pequeño desea estar cerca de esa persona, no solo verlo y escucharlo, sino sentir contacto físico. A su edad, el bebé requiere apoyo, sobre todo en los momentos de ansiedad o tristeza. Por ende, la angustia si este ser añorado se separa de él y por eso surge el apoyo excesivo.

Cuando el niño siente que esta figura de apego que, como dijimos normalmente es la madre, se encuentra cerca, el niño tiene confianza de moverse y explorar, relacionarse con otros y sentirse independiente.

Sin embargo, si no se siente seguro, lo que sucede cuando la persona de apego está lejos, es que deja de explorar y se torna ansioso.

Este es un hecho que necesita de mucha comprensión y paciencia por parte de los padres. Además, se debe ser muy cuidadoso. No queremos caer en extremos. Busca un punto medio sin ser sobreprotector ni empujarles a ser independientes sin tener en cuenta que esto requiere un proceso.

Entonces, es necesario que el niño se acostumbre a permanecer con otras personas cuanto antes. Pero, ¿cómo lo logramos?

Como dijimos anteriormente, esto requiere de un paso a paso. Recomendamos que, cuando vayas a alejarte de él, le informes. Así el niño se irá preparando para la separación, así sea difícil para él. No te vayas sin despedirte, así comience a llorar. Si no lo haces el niño se sentirá abandonado y el sentimiento de pérdida será mayor.

Para ayudar en el proceso, puedes utilizar algún objeto que le permita soportar tu ausencia con mayor facilidad, por ejemplo, un peluche u otro juguete. También es recomendable que compartamos con él adónde iremos y qué haremos. Este simple hecho le ofrecerá mayor tranquilidad.

Es importante que no prolongues la despedida. Con un beso y un hasta pronto bastará. Por otro lado, procuremos ser muy cariñosos en el reencuentro. Recuerda, seamos muy comprensivos con el niño y permitámosle asumir este proceso de forma gradual, así todo resultará más sencillo.

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