La lactancia es una de las etapas de la maternidad que más preocupan a las madres, especialmente a las primerizas, que suelen tener infinidad de preguntas sobre el proceso en general como, por ejemplo, ¿cuál es la mejor posición de amamantar? ¿estoy produciendo suficiente leche? ¿cada cuándo debo darle?, aquí te contestamos.
Muchas son las técnicas y posiciones para las madres lactantes, lo importante es que tanto la madre como el niño se sientan bien. Sentirse relajada y cómoda favorece el flujo de leche, mientras que el estrés y la incomodidad pueden dificultar la producción de oxitocina, una hormona esencial para la liberación de leche materna.
Por ello, no está demás conocer algunas posiciones y técnicas posibles para que las madres lactantes puedan elegir la que mejor se adapte a sus necesidades. No obstante, existen varias consideraciones previas comunes a todas:
- Antes de comenzar la toma, la madre debe asegurarse de que, en el caso de encontrarse sola, tiene todo lo necesario a su alcance: bebida, un tentempié, etc.
- El bebé debe estar cómodo, estable y bien sujeto. Es muy importante que su cabeza, cuello y columna no estén torcidos.
- La madre puede usar almohadas, cojines, entre otros. para apoyar la espalda y los brazos, de forma que se facilite la relajación y comodidad en cada toma.
- Al iniciar la toma, la madre debe comprobar que el bebé se ha agarrado correctamente al pecho, ya que un buen agarre es primordial para una lactancia cómoda.
- Si el bebé tiene problemas de agarre, probablemente, la sesión de lactancia puede producir dolor, lo cual no es lo adecuado. Si dicho problema persiste, la madre debe solicitar la ayuda de un especialista o consultora de lactancia, quienes pueden orientar en el proceso.
En cuanto a la producción de leche, tu bebé decide cuándo quiere alimentarse y cuando queda satisfecho; es importante saber que, el proceso de lactancia se basa en la oferta y la demanda: cuanto más alimentas al bebé, más leche produces.
Asimismo, deja los mitos a un lado y confía en tu instinto, nunca mal crías a un hijo por darle amor, así que, cada vez que el bebé tenga hambre te lo hará saber, al igual que tus senos, y serán capaces de proporcionarle la cantidad que él necesite.