Un nuevo estudio encontró que los nacimientos de agua no son más riesgosos que los de tierra, y que las mujeres en el grupo de agua sufren menos lágrimas de primer y segundo grado.
Investigadores de la Universidad de Michigan analizaron 397 nacimientos de agua y 2025 nacimientos terrestres de dos prácticas de partería. No hubo diferencias en los resultados entre el parto en el agua y el parto en tierra para los ingresos por cuidados intensivos neonatales, y las tasas de hemorragia posparto fueron similares para ambos grupos.
“En resumidas cuentas, si usas técnicas adecuadas, los resultados son muy buenos. Reflejan lo que vemos en los estudios internacionales sobre el parto en el agua“,
dijo Lisa Kane Low, profesora de la Facultad de Enfermería de la UM y autora principal del artículo.
En el parto en el agua, la mujer da a luz en una bañera llena de agua en lugar de una cama. Pocos hospitales o centros de maternidad ofrecen partos en la bañera debido al riesgo percibido para el recién nacido, principalmente sugerido por estudios de casos de infecciones neonatales o desgarros del cordón umbilical.
Durante un parto en el agua, los bebés respiran por primera vez cuando se retiran de la bañera. Hasta entonces, sus pulmones están llenos de agua, que se desplaza cuando golpean el aire y respiran. El cordón umbilical conectado proporciona oxígeno.
“Es importante no volver a sumergir a los bebés”, dijo Zielinski. En UM, nacen en el agua, se sacan casi de inmediato, y tienen cuidado de no volver a sumergirlos. La mamá y el bebé salen de la bañera con ayuda y mantas calientes, generalmente antes de entregar la placenta para que la pérdida de sangre se pueda calcular con mayor precisión”.
Zielinski concluyó con que se necesitan más estudios para comprender el nivel de satisfacción de las mujeres que tienen nacimientos de agua.
De: Science Daily
