El llanto es una herramienta que utilizan los niños para llamar la atención sobre sus padres. Al mismo tiempo que es una respuesta a las situaciones que no pueden controlar o evitar, por ejemplo, tener hambre, sueño o estar cansados.
Estas lágrimas y quejidos pueden resultar desesperantes para los padres, lo que los lleva a cometer errores y pronunciar palabras que pueden afectar la autoestima de los niños. A continuación te contamos qué frases no debes decir a tu hijo cuando llora:
“No llores”
Con esta frase se está enseñando a los niños que llorar es malo. Si se regaña a los niños por llorar comenzarán a reprimir sus emociones, a no mostrarlas ni exteriorizarlas, y esto les llevará a ser adultos que no manejan bien sus sentimientos. ¿Qué hacer? Es preferible preguntarle por qué llora, darle apoyo y abrazarle.
“Como sigas llorando te voy a dar, para que llores con razón”
Con esta frase se está amenazando al niño con un castigo físico, si además se lleva a cabo se está incurriendo en un grave error que es educar con violencia y admitir la agresión como parte de la educación. Además, se estará dando pie para que ellos mismos empleen la violencia como respuesta ante determinadas situaciones. ¿Qué hacer? Préstale atención y demostrarle que te preocupa lo que le ocurre, dile que puede contarte por qué llora y le ayudarás a solucionarlo.
“Los niños no lloran”
Una frase sexista. Llorar no tiene sexo, lloran las niñas, lloran los niños y lloran los adultos. Es la expresión de una emoción que no es mala ni pertenece al sexo masculino o femenino. Frases como “no seas una nena” crea niños que reprimen sus emociones y no las exploran, además de constatar la suposición de que las niñas son las únicas que pueden mostrar su vulnerabilidad. ¿Qué hacer? Evitarlas siempre y educar a los niños en la igualdad.
“No exageres”
Con esta frase se está restando valor a las emociones y acontecimientos que pueden hacer llorar a un niño. No se le está dando la comprensión, ni el apoyo que necesita. ¿Qué hacer? Dejar que el niño se desahogue y comprender, o tratar de comprender, las razones por las cuales llora.
“Si lloras, vete de mi vista”
Lejos de fomentar un vínculo con el niño, esta frase crea desapego. Se le está diciendo al niño que cuando llora, no puede recurrir a sus padres porque no se les quiere escuchar. ¿Qué hacer? Comprenderlos, reconocer que su falta de madurez o un mal momento pueden llevarle a tener un berrinche y que lejos de apartarle del lado se debe acercarle aún más.