Durante el embarazo, aunque no todos los defectos de nacimiento pueden prevenirse, con los cuidados adecuados y el seguimiento médico, las mujeres gestantes pueden reducir las probabilidades de este suceso. Por ese motivo, los expertos pertenecientes a la Asociación Americana de Pediatría cuentan con varias pautas básicas de cuidado, con el fin de evitar los riesgos y asegurar una gestación sana.
Un factor que se debe tener en cuenta, en caso de que se busque un embarazo es asegurar un estado de salud óptimo, incluso antes de concebir. Cuando la mujer conoce cómo se encuentra su organismo, mayores son las probabilidades de llevar a cabo un proceso de concepción y embarazo con éxito, sin complicaciones que afecten la vida futura del bebé por nacer. Con el fin de divulgar información pertinente e importante sobre la prevención de defectos de nacimiento, en este artículo damos a conocer 3 grandes recomendaciones de expertos.
3 consejos importantes para tener en cuenta
Asegura tu estado de salud: Esto quiere decir que se debe dejar de lado el alcohol, el tabaco y sustancias nocivas. Aunque a menudo se habla que una mínima cantidad de alcohol no produce efectos negativos en el feto, lo cierto es que se desconoce el nivel en el que esta sustancia resulta dañina para el bebé. Al no consumir alcohol, se previene el alcoholismo fetal. De igual manera ocurre con el tabaco y drogas, ya que se asocian con malformaciones y graves secuelas durante el crecimiento del niño.
Mantente al día con las vacunas: Como mujer gestante o interesada en concebir, no hay una mejor forma de crear un entorno seguro que con un calendario de vacunación al día, incluyendo a la vacuna contra la influenza. De esta manera, el organismo de la futura madre está preparado para combatir cualquier microorganismo y hacer frente a posibles infecciones sin mayores consecuencias.
Consume ácido fólico diariamente: Los médicos de la AAP aconsejan a las mujeres en embarazo consumir cada día 400 microgramos de este nutriente. Está comprobado que el ácido fólico es esencial para prevenir los defectos de nacimiento, puesto que se desarrollan en las primeras etapas del embarazo cuando el tubo neuronal, que en el futuro se convierte en el cerebro y la columna vertebral, no se cierra de manera adecuada.
