La trombofilia es una patología que se caracteriza por la formación de coágulos anormales que obstruyen el correcto flujo sanguíneo en las articulaciones. Los coágulos se producen naturalmente para detener el sangrado tras una herida por corte o raspadura.
El embarazo aumenta la alteración de algunos parámetros de la sangre, aumentando los riesgos trombóticos debido a un estado de hipercoagulabilidad y protrombótico sin significar necesariamente una complicación durante este periodo; estudios demuestran que al rededor de la mitad de embarazadas que padecen trombofilia cursan la gestación sin contratiempos.
La enfermedad puede ser hereditaria, debido a algunas alteraciones genéticas en proteínas como la antitrombina III, proteina S, proteína C, factor V Leiden y Factor II que nos previenen la formación inadecuada de coágulos.
Por otra parte, cuando la enfermedad es adquirida, se le denomina Síndrome Antifosfolipídico capaz de desarrollarse en cualquier etapa de la vida. En estos casos, el sistema inmunitario genera anticuerpos que producen que la sangre sea más propensa a coagularse. En mujeres embarazadas, puede ser sinónimo de abortos espontáneos y muerte fetal.
La mayoría de pacientes diagnosticados con trombofilia no muestran signos ni síntomas específicos, más allá de una enfermedad relacionada con la coagulación de la sangre como trombosis o embolia pulmonar.
Tener la enfermedad no significa que necesariamnete habrá un episodio tromboembólico, ya que este depende de diversos factores como genéticos, ambientales, el estilo de vida y, por supuesto, el embarazo.
Sobrellevar el tratamiento
El tratamiento depende de tres puntos fundamentales:
- Tipo de trombofilia
- Historial familiar
- Complicaciones médicas que se hayan presentado en el pasado por presencia de coágulos de sangre
Sin embargo, para la mayoría de los casos, los anticoagulantes, como el Ácido Salicílico (aspirina) y la Heparina de bajo peso molecular, son los complementos más recomendados durante la gestación e incluso para el parto, que no afectan negativamente al feto.
La frecuencia de los chequeos médicos aumentará en comparación con otras mujeres que no padecen trombofilia, para mantener un control constante y estricto de la salud de la madre y el bebé.