¿Por qué leche materna?

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Dra. Hildamary Díaz Rozet

El amamantamiento es la manera normal de proveerle a los infantes los nutrientes necesarios para un crecimiento y desarrollo saludable. Tanto la Organización Mundial de la Salud como la Academia Americana de Pediatría, recomiendan la lactancia materna exclusiva los primeros 6 meses de vida, seguido por mantenimiento de la lactancia adicional a los alimentos complementarios por al menos 12 meses y de ahí en adelante mientras sea mutuamente deseable.

Uno de los factores más importante para lograr una lactancia exitosa es el contacto piel con piel en las primeras horas de vida del infante, independientemente si nació por parto vaginal o cesárea. Ese contacto y la continuación de la lactancia hacen que se cree un vínculo especial entre mamá y bebé que redundará en una persona más segura e independiente en el futuro.

La leche materna provee un sin número de beneficios para el infante que la hacen incomparable con la alimentación artificial o fórmula. La leche humana está específicamente diseñada para todas las necesidades de los infantes humanos. Tanto para el crecimiento del cerebro y el cuerpo, como para la protección contra infecciones y el desarrollo de inmunidad, la leche materna es el alimento perfecto.

La composición única de la leche materna provee los nutrientes ideales para el desarrollo del cerebro, especialmente en el primer año de vida. El colesterol, DHA y taurina son particularmente importantes para esto y están disponibles en la leche humana. Por otro lado, la alimentación artificial no posee DHA ni taurina humana. El colesterol de la leche de vaca ha sido eliminado de las fórmulas de infantes, lo que las hace libres de colesterol. Por lo tanto, lactar va a producir un mejor desarrollo del cerebro, lo que ayudará a tener bebés más inteligentes, maduros, seguros y asertivos.

Estudios han demostrado que la leche materna es muy rica en anticuerpos, principalmente la inmunoglobulina A, que provee protección local a las membranas mucosas del tracto gastrointestinal. Contiene también células blancas que se comen las bacterias. Estas y otras propiedades inmunes de la leche humana protegen al infante de múltiples enfermedades, tales como infecciones de oído, infecciones del tracto respiratorio alto, gastroenteritis, enterocolitis necrotizante, entre otras.

Los niños amamantados con alto riesgo de desarrollar síntomas alérgicos como eczema y asma, mostraron una incidencia reducida, así como síntomas más leves en la infancia temprana. La lactancia exclusiva por al menos 3 meses está asociada con un riesgo reducido de dermatitis atópica en niños con historial familiar de atopia.

La lactancia tiene un factor protector contra la obesidad por la manera en que los niños se alimentan. El infante come lo que quiere hasta saciarse, nada más. La alimentación con botella depende principalmente de la madre, quien se enfoca en darle al infante suficiente y promueve que se tome hasta la última gota. Esto continúa con hábitos de alimentación subsiguientes de limpiar el plato y comer más. Este comportamiento es muchas veces el problema básico con la obesidad.

La leche materna provee tambien protección contra el desarrollo de diabetes mellitus tipo 1 y tipo 2, de leucemia infantil, disminuye el riesgo de muerte súbita de cuna, disminuye el riesgo de colitis ulcerativa y enfermedad de Crohn, disminuye la incidencia de bronquiolitis causada por el virus respiratorio sincitial y disminuye la incidencia de problemas ortodónticos en los infantes.

El amamantamiento posee también beneficios sumamente importantes para la madre. Las madres que lactan regresan al estado pre-embarazo más rápido que las que no lo hacen, y presentan una menor incidencia de obesidad más tarde en la vida. El riesgo de osteoporosis está sumamente disminuido en madres lactantes cuando se compara con mujeres que nunca han dado a luz. Una lactancia prolongada se ha visto asociada con una menor prevalencia de hipertensión, diabetes, hiperlipidemia y enfermedad cardiovascular. El riesgo de cáncer de ovario y cáncer de seno es menor en madres lactantes.

Como puedes ver, amamantar no es tan sólo alimentar a tu bebé, sino que es sumamente importante para promover la salud y prevenir enfermedades. La lactancia puede ser dificil al principio, pero luego de las primeras 6 a 8 semanas se vuelve más sencillo, es una destreza que se desarrolla y se va perfeccionando. Tener la red de apoyo necesaria es clave, tanto apoyo familiar, como un pediatra con conocimiento de lactancia. Los grupos de apoyo de lactancia son también una herramienta muy útil durante el complejo pero maravilloso proceso de la lactancia.

Referencias:

  • Lawrence, R.A. & Lawrence, R.M. (2016). Breastfeeding: A guide for the medical profession. (8th Ed) Philadelphia: Elsevier
  • Parrilla Rodríguez, A.M. (2013). Guía práctica para una lactancia exitosa. (3rd Ed). San Juan: Editorial Koiné.
  • Walker, M. (2014). Breastfeeding Management for the Clinician, Using the evidence. (3rd Ed). Massachusetts: Jones & Bartlett Learning

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