Entre más tiempo pase tu hijo menor de 5 años frente a la pantalla de un dispositivo electrónico, mayores serán los retrasos en su desarrollo.
Así lo concluye un estudio, cuyo objetivo se centró en hallar si, en realidad, existen asociaciones negativas entre la excesiva exposición a las pantallas y un pobre desarrollo de habilidades y destrezas en la infancia.
Para ello, la investigación evaluó, entre el 2011 y el 2016, a 2.441 niños entre los 2 y los 5 años de edad de los cuáles el 47,9% eran niños.
El seguimiento reveló que aquellos niños entre los 2 y los 3 años que tuvieron mayor exposición a las pantallas, mostraron un desarrollo significativamente menor en un test que se les aplicó. Luego, entre los 4 y 5 años, y cuyo fin era evaluar el progreso o “hitos de desarrollo” en cinco áreas clave: comunicación, habilidades motoras (gruesas y finas), resolución de problemas y habilidades sociales.
Así, de acuerdo con los investigadores, los resultados de este análisis aportan por primera vez evidencia científica acerca de la asociación directa que hay entre el uso excesivo de pantallas y el bajo rendimiento en las pruebas de desarrollo infantil.
“Cuando los niños pequeños se quedan “pegados” a las pantallas, pierden oportunidades importantes para practicar y dominar las habilidades interpersonales, motoras y de comunicación“,
expresó uno de los investigadores.
La explicación es simple
Los primeros cinco años de vida son un período crítico de crecimiento y maduración en los niños. Es en esta etapa cuando desarrollan el mayor número de conexiones neuronales, habilidades sociales y emocionales, y destrezas motrices por lo que requieren ser correctamente estimulados por su entorno.
Sin embargo, explican los investigadores, “cuando los niños pequeños se quedan “pegados” a las pantallas, pierden oportunidades importantes para practicar y dominar las habilidades interpersonales, motoras y de comunicación”.
Por ejemplo, cuando están ante la pantalla sin un componente interactivo o físico se hacen más sedentarios y, por lo tanto, no practican habilidades como caminar, jugar, saltar, y correr lo que, a su vez, retrasa el desarrollo en este campo.
Así mismo, dice otro apartado del estudio “las pantallas también pueden interrumpir las interacciones con sus padres y su entorno al limitar las oportunidades de intercambios sociales verbales y no verbales, que son esenciales para fomentar un crecimiento óptimo”.
La preocupación por el efecto de las pantallas en el desarrollo infantil no es nueva. Hace ya varios meses, la Academia Americana de Pediatría (AAP), había advertido que exponer a los niños durante muchas horas a cualquier tipo de pantalla, como la televisión, tables, computadores o celulares, puede afectar seriamente el desarrollo psicomotor, social y emocional de los niños.
De acuerdo con la Academia Americana de Pediatría (AAP), antes de los 18 meses los bebés deben estar completamente alejados de los dispositivos móviles para que así puedan tener una relación con todo lo que los rodea. Los especialistas señalan que puede haber una excepción para comunicarse con familiares lejanos, en ese caso no hay problema con que los bebés estén frente a la pantalla.
Aunque todavía no es necesario introducir a los bebés a la tecnología, si hay padres que quieren hacerlo o encuentran en los dispositivos una manera de entretener a sus niños por algunos momentos, la Academia recomienda ofrecer a los pequeños contenido que sea de alta calidad y que siempre los acompañen y les expliquen o les cuenten qué es lo que están observando en la pantalla.
A partir de los 6 años, lo ideal es buscar el equilibrio entre el uso de los medios digitales y las actividades en el mundo offline. Además, es importante que los padres estén atentos de que el uso de la tecnología no afecte el sueño del niño, la actividad física y el modo en que se comunica con los demás.
De: ABC del Bebé