La Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) ha advertido que comer uvas enteras -con piel y pepas- es la tercera causa de asfixia en menores de 5 años. Por lo tanto, los padres deben tener sumo cuidado ante el riesgo de atragantamiento entre los más pequeños.
Según los investigadores, esta fruta, por sus cualidades en cuanto a su forma y textura, puede provocar una obstrucción en las vías respiratorias y, si no se actúa de forma rápida, puede llegar a provocar la muerte. Además, enfatizan en que puede deslizarse en la boca del niño de forma involuntaria, sin ser masticada, y actuar como tapón en las vías aéreas, impidiendo la respiración. Por ello, se recomienda no darles a los niños uvas o, en su defecto, dárselas en varios trozos y sin piel ni pepas para así, evitar un episodio de aspiración.
Por otro lado, se ha revelado que la mayor parte de los atragantamientos infantiles se producen en niños menores de dos años. Es en esta franja de edad cuando aún no tienen los dientes desarrollados, el sistema deglutorio del niño es inmaduro y la posibilidad de que una parte de un alimento o cuerpo extraño pase a la vía respiratoria es más alta.
Los especialistas alertan de que las uvas no son las únicas responsables de los atragantamientos. Entre los alimentos, destacan los frutos secos y, entre los objetos inanimados, los juguetes o piezas pequeñas de éstos, así como los globos.
Los expertos recomiendan a los padres no dar a los niños menores de tres años cualquier tipo de fruto seco sin moler y aconsejan no hacerlo hasta los 5 o 6 años, por el alto riesgo que existe de atragantamiento y asfixia. En cualquier caso, lo más importante es prevenir que ocurran estos episodios de aspiración. Para ello, es importante evitar que accedan a cuerpos extraños o alimentos no adecuados para su edad.