Muchas veces los niños con sus caprichos, hacen que pases una vergüenza en público porque creen que, llamando la atención de este modo, accederás a cumplir sus deseos. La recomendación inicial es evitar a toda costa este tipo de espectáculos, estableciendo unas reglas claras a los niños y mostrándoles que su actitud grosera tendrá consecuencias incómodas para él.
Sin embargo, es bueno recordar que generalmente las rabietas se hacen por hambre o cansancio. Por eso, se recomienda que dejes tus diligencias para después de comer y una vez el niño haya hecho su siesta. Es importante además que lleves contigo un refrigerio para él o ella.
Antes de hacer alguna compra junto a tu hijo o hacer algún tipo de diligencia, tienes que evaluar si es muy necesario que él te acompañe o si, por el contrario, debería quedarse en casa.
Como sabes, una vez ha empezado la rabieta, es difícil que la puedas finalizar de inmediato, en estos casos lo mejor es irte del lugar, apartarte de la gente para que el llanto no incomode a los demás. Recuerda que, en estos casos, lo mejor es mantener la calma y no continuar el show, gritándolo o golpeándolo.
Ten en cuenta que sus berrinches no pueden manipularte, explícale porque sus deseos no se pueden cumplir en el momento. Déjalo que grite y llore en un lugar apartado, en algún momento se calmará; si estas desesperado con su actitud, apártate un poco y respira profundo, si hay otro adulto que lo cuide, habla con esa persona para que, cuando tu hijo le haga un berrinche, tome la misma actitud que tú.
Una vez la rabieta ha pasado, debes hablar seriamente con él y explicarle que no siempre las cosas serán como él diga.