Parecería que el estrés es cosa de adultos, pero hay muchas razones por las que un niño puede sentirse estresado. El nacimiento de un hermanito, el cambio de casa o comenzar el colegio pueden ser situaciones que desencadenen el estrés infantil.
“El estrés es la respuesta automática del organismo ante situaciones que generan una sensación de amenaza o desafío”.
Los niños que sufren de estrés se caracterizan por tener una actitud ansiosa y depresiva, padecer problemas de sueño y de alimentación, actuar de forma impulsiva, mostrar bajo rendimiento académico, decir mentiras o agredir a otras personas.
“Las principales fuentes de estrés en los niños vienen de las presiones que a menudo ejerce la familia, los amigos o la escuela”.
Sin embargo, el estrés también puede surgir del propio niño, ya que la presión que se imponen ellos mismos puede ser muy significativa, debido a que existe una discrepancia entre lo que los niños creen que deben estar haciendo y lo que hacen en realidad.
Asimismo, los posibles casos de acoso en el colegio, la preocupación por la situación económica del hogar o las peleas familiares pueden influir en que el niño desarrolle estrés. También, lo que sucede a su alrededor (las noticias perturbadoras en televisión o las películas de terror) pueden provocarles miedo y estrés, por lo que hay que estar pendientes de la información que consumen.
La muerte o enfermedad de un ser querido, o su propia enfermedad, son otros factores que propiciarían la aparición de ansiedad.
Si tu hijo tiene estrés también puedes ayudarlo de las siguientes maneras:
- Hacer ejercicio
Hacer gimnasia, practicar algún deporte, andar en bicicleta, saltar, jugar o patinar son remedios infalibles para acabar con el estrés.
- Practicar yoga
El yoga puede ayudar a los niños, así como a los adultos, a controlar adecuadamente los sentimientos como la rabia y la ira, el enojo, el aburrimiento y la frustración. Al mismo tiempo que despeja la cabeza y le ayuda a tomar mejores decisiones.
- La música y el baile
Escuchar música ayuda al equilibrio emocional y a generar más pensamientos positivos al niño. Además, genera estados de paz y le ayudará a acelerar su proceso de aprendizaje y concentración. Bailar es una actividad física que favorece no solo el ejercicio cardiovascular sino también mejora la elasticidad y el sentido del equilibrio en el niño.
- Meditar
Respirar es bueno y saber respirar es aún mejor. Meditar es un ejercicio diario que puede tanto evitar el estrés como tratarlo. 10 minutos al día, marcarán la diferencia en los niños.
Redacción Pediatría y Familia