Por: Maribel de Jesús Rivera
Terapeuta ocupacional
Profesora Universitaria
Certificados en Integración Sensorial, Disfagia y Autismo
A medida que el niño crece, las conexiones neurológicas de su cerebro se fortalecen y así se conecta con sus ambientes o entornos. Para que este proceso sea exitoso y el niño no se sienta ‘sobreestimulado’ o no cuente con la estimulación necesaria para desarrollarse apropiadamente, los especialistas en psicología y comportamiento infantil presentamos a los padres el concepto de procesamiento sensorial.
¿Qué es el procesamiento sensorial?
Es un proceso neurológico que nos permite recibir, detectar, organizar e interpretar la información que recibimos del ambiente a través de los sentidos: tacto, visión, audición, olfato, gusto, vestibular y propioceptivo. De esta manera, el cerebro puede ofrecer una respuesta madura de acuerdo al estímulo que recibió. Sin embargo, en algunos niños se presenta un trastorno asociado con la recepción e interpretación del cerebro.
Cuando este tipo de trastorno se manifiesta ocurre una desorganización neurológica que afecta el procesamiento del sistema nervioso en diferentes vías. El cerebro no está recibiendo los mensajes, los mensajes que se reciben son inconsistentes o la información sensorial que se recibe es consistente pero no se puede relacionar con la que llega de otros sistemas del cuerpo.
Hasta el momento no existe una única causa conocida para este trastorno. Son varias las posibles razones: predisposición genética, circunstancias prenatales, traumas en el nacimiento, circunstancias posnatales y por razones desconocidas.
¿Cómo puedo saber si mi niño está afectado por este desorden?
Aunque son candidatos: niños con déficit de atención, deficiencia intelectual, autismo y problemas del lenguaje, esto también se presenta en niños a los que no se les ha diagnosticado ningún trastorno mental o emocional. Dentro de los síntomas más comunes que un pequeño presenta se encuentran los siguientes:
Hipersensibilidad al tacto, movimiento, luces o sonidos
Baja reacción al tacto, movimiento, luces o sonidos
Nivel de actividad alto o usualmente bajo
Movimientos torpes
Existen diferentes instrumentos evaluativos que pueden ayudar a detectar si existe un desorden en el procesamiento sensorial: evaluaciones, cuestionarios y observaciones clínicas dirigidas por un terapeuta ocupacional con experiencia. Estos profesionales están capacitados para atender este tipo de casos y ayudar al niño a superar este trastorno para que no tenga consecuencias futuras.
Si sospechas que tu hijo puede padecer de este desorden, no dudes en comunicarte con el especialista. Él te dará las pautas imprescindibles para trabajar con tu pequeño en todos los espacios posibles.