Hoy en día un gran porcentaje de niños y adolescentes dedica gran parte de su tiempo a jugar tras las pantallas de diferentes dispositivos.
Mientras algunos juegos tienen contenido educativo, la gran mayoría enfatiza en temas negativos y promueven la violencia, tanto de palabras como de forma física. Lo que deja como enseñanza, en muchos casos:
- el matar a personas o animales
- el uso y abuso de drogas y alcohol
- el comportamiento criminal, la falta de respeto por la autoridad y las leyes
- el uso de palabras indecentes, obscenidades y gestos obscenos.
En un estudio realizado en la Universidad de Indiana, se analizó el comportamiento de 28 jóvenes a través de imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) para analizar su actividad cerebral luego de interactuar con videojuegos violentos o programas de TV con el mismo contenido.
Los científicos hallaron que los niños y adolescentes que jugaron videojuegos agresivos exhibieron menos activación en las áreas cerebrales relacionadas con la emoción. Era evidente que tenían menos actividad en las áreas cerebrales responsables de la emoción, atención y la inhibición de sus impulsos. Además, se evidenció un declive en la actividad en las áreas que regulan la atención y la concentración.
Para el equipo de investigadores, los cambios cerebrales develados en el estudio son similares de los adolescentes con trastornos sociopáticos, y sus resultados sustentan los estudios previos que demostraron los efectos negativos de los videojuegos a corto plazo, que han sido utilizados en casos judiciales por padres y tutores para controlar los videojuegos violentos en adolescentes.
Por otra parte, otros estudios de niños expuestos a la violencia han demostrado que ellos pueden volverse insensibles al horror de la violencia, imitar la violencia que ellos ven y demostrar un comportamiento más agresivo debido a una mayor exposición a la violencia.
Además, dedicar grandes cantidades de tiempo a jugar estos juegos puede crear problemas como:
- unas destrezas sociales pobres
- quitarle el tiempo que se le dedica a la familia, al trabajo escolar y a otros pasatiempos
- calificaciones más bajas y que se lea menos
- que se ejercite menos y gane sobrepeso
- pensamientos y comportamientos agresivos.
Así, los jóvenes pueden ser afectados por esta clase de juegos, por lo que es importante que padres y profesionales de la salud enciendan las alertas y creen campañas de prevención y concienciación con el fin de establecer reglas claras acerca del contenido de los juegos y del tiempo que pueden dedicarle a jugarlos, ya sea dentro o fuera del hogar, intentando no exceder 2 horas diarias, con el fin de fomentar el deporte y actividad física.