Dra. Raiza Torres |
Psicóloga Clínica |
¿Has notado que tu hijo juega, comparte y habla con alguien a quien tú no puedes ver? Sí, estamos hablando de los amigos imaginarios.
Según el Centro de Estudios Infantiles de NYU (New York University) “alrededor del 65 por ciento de los niños entre los 3 y los 5 años de edad desarrollan amigos imaginarios, en un periodo en el que están comenzando a desarrollar su propia personalidad y establecer límites entre la realidad y la fantasía“.
El niño asegura que su amigo imaginario existe “de verdad” y lo convierte en parte de su vida como si fuese un hermano o un amigo más. Puede acompañarle durante días, meses o quizás años.
Es un comportamiento más frecuente en hijos únicos, niños con una amplia diferencia de edad con sus hermanos mayores, o niños demasiado solitarios.
“El amigo imaginario viene a llenar esa soledad que sienten por pasar la mayor parte del tiempo entre adultos, sin niños a su alrededor. El amigo imaginario puede llegar a tener nombre y personalidad, e incluso dormir con el niño y ocupar un sitio en la mesa familiar“.
Por más que los padres jueguen con el niño, él siente la necesidad de relacionarse con sus iguales. Y al no tenerlos “a mano” se inventan un amigo imaginario, un colega inseparable que siempre está allí cuando lo necesita.
Una vía de escape emocional
“El niño proyecta en su amigo imaginario lo que siente en esa etapa de su vida, comparte y expresa sentimientos, tanto positivos como negativos”.
Lo hace partícipe de sus emociones, sus alegrías y sus miedos y le acompaña en momentos que pueden causar cierta ansiedad en el niño como cambiar de colegio, una mudanza o la separación de los padres.
Representa un cable a tierra, una vía de escape a través de la cual el niño canaliza sus preocupaciones, reduciendo muchas veces el estrés y la ansiedad.
¿Cómo reaccionar si el niño tiene un amigo imaginario?
Los padres pueden verse desorientados al notar que su hijo tiene un amigo imaginario demasiado “real”. Pero para el niño su amigo existe de verdad y puede resultar decepcionante que los padres no crean en él. Lo mejor es actuar con naturalidad y “seguirle la corriente” aceptando a su amigo imaginario.
¿Cuándo preocuparse?
Que el niño tenga una amigo imaginario es algo absolutamente normal, no obstante hay que estar alerta a ciertos comportamientos o circunstancias preocupantes a las que pueda estar expuesto el niño.
Hay que vigilar las reacciones del niño y cómo le hace sentir ese ser creado por su imaginación. Por ejemplo, si despierta en él reacciones agresivas o violentas.
Es preocupante también si el niño se aísla completamente de su entorno real para relacionarse únicamente con su amigo imaginario, dejando de lado actividades cotidianas o rechazando estar con otros niños o adultos.
Asimismo, hay que descartar que el niño sufra algún tipo de alucinación, y buscar ayuda profesional si pasados los seis o siete años, cuando ya empiezan a desarrollar cierta lógica, continúa la relación con su amigo imaginario.
En definitiva, la existencia de un amigo imaginario en la infancia es algo normal. Se cree que entre el 12 y el 30 por ciento de los niños han tenido uno en algún momento de su infancia.
Los niños pueden ser extremadamente imaginativos. Debemos tener en cuenta que la infancia es un período mágico en el que la realidad convive con la fantasía.