Tumor de Wilms: detéctalo a tiempo

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El tumor de Wilms es un tipo de cáncer renal poco frecuente. Tiende a afectar más a los niños, aunque puede afectar también los adolescentes y adultos.

También conocido como nefroblastoma, este tumor generalmente se presenta en un solo riñon, aunque puede llegar a afectar ambos. Se tiene la hipótesis de que esta enfermedad inicia desde antes de nacer por un problema de algunas células encargadas de la formación de los riñones. Existe una pequeña posibilidad de que el tumor se extienda a los pulmones, hígado, huesos, cerebro o ganglios linfáticos, sin embargo no es frecuente que esto suceda.

En un principio, los niños que padecen esta enfermedad pueden no manifestar ninguna señal de alerta relacionada con el cáncer, e incluso se comportan y juegan sin ninguna complicación. Sin embargo, hay casos donde se presentan náuseas, dolores abdominales, aumento de la presión arterial, sangre en la orina, fiebre o pérdida del apetito.

Tipos de tumor

Los tumores de Wilms se agrupan según la apariencia al microscopio; pueden ser favorables o anaplásicos.

  • Tumores favorables: Al examinarlas, las células cancerosas no tienen un aspecto normal, pero tampoco es tan anormal. De hecho, la mayoría de los tumores de Wilms se consideran favorables, es decir, que a pesar de su presencia en el cuerpo, hay una alta probabilidad de erradicar la enfermedad exitosamente.
  • Tumores anaplásicos: A diferencia de los tumores favorables, las células de los tumores anaplásicos tienden a ser muy grandes y distorsionadas, de ahí su nombre.

Aún no se ha confirmado que ciertamente se trate de una enfermedad hereditaria. De lo que sí hay seguridad es que algunos factores genéticos pueden predisponer al niño a desarrollar el tumor. Estos antecedentes pueden ser síndrome de Beckwith-Widemann, síndrome de WAGR o síndrome de Denys-Drash.

De igual manera, ante la mínima sospecha de que un niño padezca de esta enfermedad, el profesional solicitará los antecedentes médicos correspondientes completos para conocer más sobre los síntomas y los factores de riesgo según su salud.

¿Qué tratamiento puede requerir?

Generalmente, se realiza una nefrectomía (extirpación del tumor, el riñón, la uretra, la glándula suprarrenal y el tejido graso), cuando el tumor solo ha comprometido uno de los riñones. Cuando ya hay una afectación de ambos órganos, es necesario un transplante de riñón, de manera que los médicos siempre intentan extirpar la mayor cantidad de cáncer posible para conservar la tanto tejido renal sano como sea posible y así evitar complicaciones.

Sin embargo, sea cual sea el estadio del cáncer, el tratamiento suele incluir cirugía, quimioterapia o terapia de rayos.

La quimioterapia requiere de fármacos que llegan al torrente sanguíneo y destruyen las células cancerosas sin importar donde se encuentren. La terpia de rayos X, se encarga de extinguir las células cancerosas en lugares específicos.

Lo que sí debemos tener en cuenta, es que ambos tratamentos implican riesgos a corto y largo plazo. Pero a pesar de esto, no debemos olvidar que los beneficios del tratamiento son mayores a cualquier posible molestia que se pueda presentar, y a cualquier riesgo ya existente.

Después del tratamiento

Los hospitales son lugares incómodos tanto para nuestros niños, como para nosotros. Una vez superado el tratamiento, es indispensable que el personal médico brinde la información y el apoyo necesario para que el niño pueda recuperarse de la mejor forma posible.

El profesional brindará un cronograma con los estudios de seguimiento. Probablemente, se requieran más radiografías y tomografías durante los meses siguientes para monitorear la zona afectada y evitar efectos adversos del tratamiento.

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