Dolores de crecimiento

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¿Qué son los dolores de crecimiento?

El crecimiento en sí mismo no es un fenómeno doloroso, sin embargo, en ocasiones algunos niños durante el crecimiento presentan molestias en las extremidades de carácter benigno que conocemos con el nombre de “dolores de crecimiento”.

¿Cómo se presentan?

Se dan en cualquier parte de las extremidades inferiores, más frecuentemente en la cara anterior de las piernas y el niño no puede localizarlos bien.

Cuando son muy localizados, especialmente en la parte anterior de la rodilla o en el talón, se trata de inflamaciones de la zonas de crecimiento de los huesos, como son la enfermedad de Osgood-Schlatter o de Sever.

Suelen aparecer por la tarde o por la noche. A veces, se dan cuando el niño está dormido, pudiendo llegar a despertarle si son muy fuertes. En ocasiones se manifiestan durante una actividad física o al término de la misma. 

Tienen un curso muy variable: algunos experimentan molestias de forma cíclica durante toda la etapa de crecimiento mientras que otros no presentan nunca dolor. 

¿Por qué se producen?

No sabemos con exactitud por qué ocurren realmente estos dolores, pero los médicos explicamos muchas veces que se deben a pequeñas lesiones musculares que pasan desapercibidas mientras el niño se halla activo y se manifiestan por la noche cuando el niño tiene sus músculos relajados y cualquier pequeño movimiento despierta el dolor.

¿Qué debe hacer el médico?

La problemática de los “dolores de crecimiento” está en relación con que no se nos pase por alto o inadvertido un cuadro grave, en particular una leucemia. En esos casos el dolor es mucho más intenso y constante y suele acompañarse de pérdida de peso, fiebre y mal estado general.

Cuando el médico encuentre algún signo sospechoso en la exploración deberá solicitar otras pruebas como estudios por la imagen y de laboratorio.

¿Qué debe aconsejar el médico?

El médico, una vez descartados otros procesos, explicará a los padres que estos dolores tienden a resolverse espontáneamente y podrá aconsejar en algunos casos un tratamiento sintomático (vitamina C, AINES,…). 

Hemos podido comprobar que si los padres realizan a los niños diariamente unos ejercicios de estiramiento disminuye la frecuencia de aparición de los “dolores de crecimiento”.

Se recomienda ir al médico cuando el niño requiere tomar analgésicos con frecuencia o cuando el dolor se acompañe de otros síntomas como pérdida de peso o fiebre.

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