Antes de que iniciemos la alimentación complementaria de los bebés, es normal que el niño regrese los alimentos de la boca al no estar acostumbrado a las papillas, los purés y las cucharas con las que les damos de comer. Lo cierto es que esta acción es respuesta a un reflejo natural de los bebés, llamado reflejo de extrusión.
Este tipo de reflejos son los comportamientos involuntarios mediante las cuales el organismo ayuda al niño a adquirir la capacidad de poder adaptarse al entorno fuera del útero, y tener un mayor control del cuerpo.
Precisamente, el reflejo de extrusión consiste en que cuando se introduce un alimento a la boca, los niños lo expulsan haciendo uso de la lengua. Por lo general, lo hacen con todo tipo de alimento que no sea líquido, o incluso distinto a las características de la leche materna.
Es normal que para cuando empecemos a complementar la alimentación de los niños cerca de los seis meses de vida, nos preocupemos de que deglute todo lo que le ofrecemos, creyendo que el rechazo se debe a que no le gustó, pero lo cierto es que a través de ese gesto nos está dando a entender que neurológicamente no está preparado para recibir otro tipo de comida.
Lo más importante que debemos tener en cuenta, es que este reflejo desaparece naturalmente y no debemos forzarlo. La alimentación complementaria inicia a los seis meses de vida, que es cuando este reflejo empieza a disminuir poco a poco.
No todos los niños se desarrollan a la misma velocidad, de manera que es normal que en algunos niños este reflejo tarde más en desaparecer que en otros. Sin embargo, puedes consultar con un especialista la manera en la que puedes fomentar la alimentación complementaria, descartando alguna anomalía bucal del bebé que cause esta expulsión.
