El sarampión es una enfermedad ocasionada por un virus, que se transmite por el contacto directo y a través del aire (tos y estornudos). De acuerdo con cifras de la OMS, el sarampión es una de las principales causas de muerte en niños pequeños, a pesar de la vacuna que existe en su contra. Para el 2016 se calcula que esta enfermedad fue la responsable de 89780 muertes, principalmente, en niños menores de 5 años.
Cuando el virus está en el aire o hay superficies infectadas, continua activo y es contagioso incluso luego de que pasan 2 horas. El virus puede ser transmitido desde 4 días antes o 4 días después de que aparezcan las erupciones en la piel.
Las poblaciones que representan una mayor vulnerabilidad ante el sarampión son los niños y mujeres en estado de embarazo sin vacunados. No obstante, cualquier persona que no se haya vacunado contra esta enfermedad está en riesgo latente de contagio.
Los síntomas del sarampión inician pasados 10 o 12 días después de la exposición al virus y el desarrollo del mismo dura entre 7 a 4 días. En principio la enfermedad se manifiesta con:
- Congestión nasal
- Ojos rojos y llorosos
- Manchas blancas en la parte interna de las mejillas
Luego de las primeras manifestaciones del virus aparecerán erupciones en la piel de color rojo que aparece generalmente en el rostro y cuello y que se extenderán hasta manos y pies. Estas erupciones cutáneas durarán aproximadamente 6 días y finalmente se desaparecerán.
Actualmente, no existe un tratamiento antiviral contra el virus del sarampión. Sin embargo, las complicaciones graves pueden evitarse con una buena nutrición e ingesta adecuada de líquidos, ya que debido a la diarrea y el vómito la persona puede presentar cuadros de deshidratación.
Debes tener presenta que la mejor forma para prevenir el sarampión es la vacunación. De hecho, gracias a la inmunización se han reducido los índices de mortalidad en un 84% entre el años 2000 y 2016.