El estudio titulado, “Consumo de bebidas deportivas en los adolescentes” (en inglés), compara dos muestras representativas de estudiantes de secundaria de los Estados Unidos en el 2010 y el 2015, y descubre un aumento en el consumo semanal de bebidas deportivas a la vez que el consumo de sodas ha disminuido. Las bebidas deportivas son refrescos que contienen electrolitos y carbohidratos, con frecuencia con sabores y azucarados, diseñadas para restaurar la energía y los líquidos del cuerpo.
Un niño promedio no realiza la actividad física que se requiere para tener que restituir electrolitos, y las bebidas deportivas añaden calorías innecesarias a las dietas de los niños, señala el estudio. Los investigadores examinaron datos proporcionados por 11.113 entrevistados para la Encuesta Nacional sobre la Educación Física y Nutrición de la Juventud del 2010, y 11.305 entrevistados para la Encuesta sobre Comportamiento y Jóvenes en Riesgo del 2015. En general, el porcentaje de estudiantes de secundaria que dijeron consumir bebidas deportivas la semana previa aumentó de un 56 % en el 2010 a 57,6 % en el 2015.
La proporción de adolescentes que bebió una o más bebidas deportivas diarias disminuyó a un 13,8 % del 16,1 % informado en el 2010. Sin embargo, los niños con obesidad no presentaron un declive en el consumo diario, y el porcentaje de adolescentes que consumen bebidas deportivas a diario aumento considerablemente entre aquellos que dijeron ver televisión por dos o más horas al día. Además, el estudio reveló que los varones, los hispanos y los jóvenes afroamericanos tenían más probabilidad de consumir bebidas deportivas. La AAP recomienda el agua como la mejor opción con fines de rehidratación.