Redacción Pediatría y Familia
En todos los seres humanos, y desde temprana edad, se presenta un proceso corporal conocido como transpiración o sudoración. Se reconoce por la presencia del sudor, una secreción compuesta por agua y otras sustancias presentes en el cuerpo, aunque estas últimas en una mínima cantidad. Esto tiene como finalidad, regular la temperatura del cuerpo de acuerdo a los cambios que se presentan en el entorno. Generalmente, la sudoración se presenta para enfriar el cuerpo cuando se siente calor.
De acuerdo con los especialistas, es necesario que la transpiración ocurra para evitar el sobrecalentamiento del cerebro, una situación que se genera cuando la temperatura corporal sube más de 37° (98.6ºF). De hecho, es este órgano el encargado de controlar estos cambios y de enviar las señales necesarias para que esto se produzca.
Sin embargo, algunos niños pueden presentar alergia al sudor. La alergia se puede manifestar con un sarpullido (brote cutáneo) o con pequeños granos rojos en el área afectada. Por lo general, aparecen en las extremidades, en los pliegues de brazos y rodillas, y el tórax. Cuando la reacción alérgica aparece, además de la afectación en la piel, el niño suele manifestar otros signos como picazón, fiebre o palpitaciones.
Tipos de alergia y tratamiento
Según los pediatras y dermatólogos, se conocen varios tipos de alergia al sudor. Entre ellos se cuentan la dermatitis atópica, la urticaria y la dishidrosis, una forma severa de la alergia al sudor que se presenta con ampollas en las plantas de manos y pies. Este dato es importante conocerlo para dar al niño el tratamiento más adecuado.
Además de esta información, los padres deben saber que la alergia al sudor es uno de los trastornos más frecuentes en niño. En sus formas más leves, la reacción cutánea desaparece por sí sola en un lapso de 2 a 3 días, sin necesidad de un tratamiento farmacológico o de aplicación tópica. Pero, si el pequeño se siente muy incómodo con esta molestia, un médico primario puede recetar cremas específicas para reducir la hinchazón.
En caso de que este tipo de reacciones persistan, los médicos recomiendan bañar al pequeño con agua templada o fría (si es posible), evitar el uso de productos con alto contenido químico y lavar sus prendas de ropa con jabones especiales para este fin.