Redacción Pediatría y Familia
Dentro de las preocupaciones habituales de los padres se encuentran: la edad en la que el bebé sostiene su cabeza, se sienta solo, da sus primeros pasos y por supuesto, logra dormir solo y durante toda la noche. Por lo general, las expectativas acerca de la edad ideal para un descanso perfecto y sin interrupciones se encuentra en los 6 meses, según promedios de la población actual.
Sin embargo, especialistas en pediatría y cuidado de bebés afirman que niños con un excelente estado de salud física, un gran avance en su desarrollo mental, no cumplen con dicha expectativa ni desde los 6 meses hasta el primer año de edad. Esto lo concluyen luego de llevar a cabo un estudio sobre sueño infantil ininterrumpido y las consecuencias en el estado de ánimo de la madre.
La investigación realizada por doctores canadienses y publicada en la revista Pediatrics, revisó información obtenida sobre varias cohortes de parto. En concreto, se analizó la adversidad, vulnerabilidad y desarrollo neurológico tanto en madres como en niños. Dicho estudio contó con la participación de mujeres pacientes de clínicas obstétricas en Montreal, Quebec y Hamilton, Ontario.
Así se realizó esta investigación:
Para obtener resultados precisos, los científicos definieron el sueño ininterrumpido como un período de descanso entre 6 y 8 horas, sin despertar durante la noche. Tales intervalos se establecieron para 388 bebés de 6 meses de edad y 369 bebés de un año, en quienes se basaron los resultados. De acuerdo con la información proporcionada por las madres, el 38% de bebés, con un desarrollo normal, no dormía 6 horas de corrido. El 57% no lograba dormir las 8 horas reglamentadas.
Para el caso de los bebés de un año, el 28% de pequeños todavía no lograba dormir durante 6 horas seguidas. El 43% restante, no descansaba durante las 8 horas estipuladas.
Por otra parte, los especialistas también averiguaron si los bebés que despertaban en medio de la noche, tenían una mayor posibilidad de presentar problemas con su desarrollo físico o mental. Frente a este aspecto, no encontraron ninguna asociación, ni tampoco se halló alguna relación entre el estado anímico de la madre y el despertar nocturno de los niños.
Sin embargo, sí descubrieron que los bebés que despertaban en la noche, eran en su mayoría alimentados con leche materna, lo que ofrece múltiples beneficios para los bebés y sus madres.
Los autores del estudio mencionaron que dormir durante toda la noche, se considera un logro y una habilidad que los bebés afianzan entre los 6 y 12 meses de edad. Esto se conoce como ‘estándar de oro’ en las naciones occidentales, ya que los padres están acostumbrados a escuchar opiniones de especialistas sobre el entrenamiento de sueño. Sin embargo, también afirmaron que este estudio es una puerta abierta sobre los trastornos de sueño infantil y confirma la amplia variabilidad de los ciclos de vigilia y sueño en los más pequeños.