Por: Redacción Pediatría y Familia
Te odio son dos palabras que pueden provocarnos mucha angustia si las escuchamos de nuestros hijos. Sin embargo, ¿tiene sentido sentirse de esta manera? Todos sabemos que los niños son generalmente impulsivos y que se dejan atraer por sus emociones. En la mayoría de los casos no analizan las consecuencias de sus acciones o sus palabras. Pero, ¡son niños! No deberías sentirte frustrado o triste por ello.
Sus emociones son momentáneas, efímeras y, por supuesto, que te ama de la misma manera. Decir “te odio” o “no te quiero más” es una manera de demostrar disconformidad y enfado ¡Esto no tiene por qué representar un problema, esa es solo su manera de hacerte saber que está enfadado!
La parte compleja es cómo actuar, como padre, cuando esto sucede. Este es nuestro turno, donde debemos ayudarle a controlar sus emociones. Primero, no debes permitir que el niño perciba que te ha logrado desestabilizar emocionalmente.
Al contrario, mantente calmado y tranquilo. No juzgues su comportamiento y comprende que no es capaz de controlar sus emociones. Tus hijos tienen derecho a actuar de forma errónea, lo importante es que aprendan de ello. Esto no quiere decir que haya que dejarlos actuar como quieran, sino admitir que pueden sentirse enfadados, aunque no tengan razón.
Comentarle cómo te has sentido con sus palabras es una buena manera de que el niño concientice lo que ha hecho. Es fundamental, en todo caso, que el niño comprenda que no es correcto lo que ha hecho y que te ha dañado. Es importante educar a tu hijo sobre el efecto de las palabras y explicarle que el odio es una palabra fea que hiere los sentimientos de los demás.