La lactancia es uno de los temas favoritos de las abuelas, debido a que este es un vínculo muy profundo e íntimo entre la madre y el niño, ten en cuenta que el boca a boca es uno de los canales de comunicación más efectivos que existe. Porque aunque las abuelas son muy sabias, no siempre tienen la razón, dando paso a estos mitos:
Es normal que el pecho duela:
Es importante que sepas que si te duele el pecho a la hora de darle leche a tu hijo o hija, hay algo que no está del todo bien, en algunos casos puede ser causa de una infección, sin embargo, ten en cuenta, que al principio de la lactancia puede haber cierta incomodidad mientras tu bebé mientras se adapta.
La lactancia deforma el pecho:
Durante la lactancia no se deforma el pecho, sino que estos cambios se dan durante el embarazo, a causa de los cambios hormonales propios de esta etapa. No obstante, la lactancia si puede causar heridas y grietas, los cambios en el pecho pueden deberse a causa de la edad, la grasa corporal y factores genéticos.
Se debe dar siempre de los dos pechos en cada toma:
No tienes que preocuparte por el hecho de que tu bebé no tome de los dos pechos en la misma toma, de acuerdo a los expertos, lo ideal es vaciar de forma completa antes de dar el otro porque así existe la garantía de que el pequeño toma la leche más nutritiva, que sale al final, si luego, tu bebé quiere más, le puedes ofrecer el segundo pecho, pero no es obligatorio ni debe acabarlo.
No hay que tomar determinados alimentos:
Una de las primeras advertencias de los familiares están relacionadas con determinados alimentos que cambian el sabor de la leche, según instituciones especializadas en maternidad, crianza y lactancia materna, es que los cambios en el sabor de la leche no solo no perjudican, sino que pueden favorecer que el bebé acepte los nuevos sabores una vez se inicie en la alimentación complementaria a partir del sexto mes de vida.
La madre tiene que alimentarse por dos:
La mamá tiene que alimentarse como lo ha hecho hasta ahora, e impulsar los hábitos saludables que ya se tienen. Sin embargo, si se recomienda modificar aquellos hábitos que no sean los mejores, no obstante, no es necesario aumentar las cantidades de comida ingeridas ni durante el embarazo ni durante la lactancia.