Inevitablemente todos los padres han comparado las habilidades y el progreso de sus hijos con niños de la misma edad. Aunque se cree que cada uno tiene su propio ritmo y que la velocidad de aprendizaje es diferente, es importante reconocer las señales que muestran si los niños tienen problemas en su desarrollo.
En este artículo presentamos varios signos que te servirán para reconocer si tus hijos no están progresando de manera adecuada y así tratarlas lo más rápido posible para que no se presenten consecuencias en el futuro. Además, dichas anomalías no solo ocurren a nivel físico sino también a nivel intelectual así que no siempre se perciben con facilidad.
De acuerdo con especialistas en desarrollo infantil, lo primordial es que cada familia tenga en su casa una escala de desarrollo. Esta pequeña cartilla, que sirve de guía, por lo general se entrega de forma gratuita en los hospitales y centros de salud para monitorear la adquisición de destrezas en los niños y ofrecer consejos para potenciarlas.
Otro aliado fundamental es el pediatra. El doctor evaluará al niño desde su nacimiento y podrá tomar medidas de prevención si está dentro de determinados grupos: bebés prematuros con menos de 1500 grs al nacer, padecimientos genéticos, antecedentes familiares y situaciones en las que el niño esté aislado o bajo estrés.
Para tener en cuenta:
Aquí te dejamos algunas señales fundamentales que te permitirán evaluar el estado del desarrollo de tu hijo:
1 mes: El bebé no levanta la cabeza cuando se le coloca boca abajo.
3 meses: El niño no puede levantar su cabeza ni responde a estímulos auditivos. Tampoco se interesa por interactuar con otros niños.
6 meses: El bebé se muestra indiferente a su entorno, no sonríe y presenta dificultades para adaptarse a todo tipo de cambios. Tampoco balbucea ni fija su mirada.
9 meses: El bebé no interactúa con sus padres, no responde a las interacciones con ellos ni parece identificarlos. No logra sentarse con equilibrio ni puede agarrar objetos.
12 meses: El bebé no logra comunicarse con sus padres y otras personas de su entorno social. Si intenta balbucear, no se entienden sus sílabas. No muestra interés en juegos o juguetes.
Lo más importante es no perder la calma ante estas señales. Entre más rápido sean detectadas, mayores serán las posibilidades de encontrar un tratamiento eficaz.