Si Luis Blesa tuviera un superpoder sería el de detener el tiempo o, por lo menos, alargarlo, doblarlo y adaptarlo a las agendas apretadas de la Atención Primaria. «Me faltan horas», dice bajo una bata en la que se pueden ver a Hulk, Thor o el Capitán América.
Hasta la semana pasada era presidente de la Sociedad Valenciana de Pediatría, un cargo que deja en manos de su vicepresidenta, Eva Suárez, al dar el salto estatal tras ser elegido como presidente de la Asociación Española de Pediatría. El nombramiento tiene un hito: es el primero en 80 años de la entidad que ejerce en la Atención Primaria.
¿Cómo le ha afectado a la Atención Primaria la Covid?
Estamos en una situación difícil. Llevamos bastantes años donde la Atención Primaria ha sido la más afectada por los recortes. Llevamos muchos años de falta de inversión en recursos humanos y tecnológicos y es ahora cuando más se ha visto.
¿Cómo ha afectado el virus a los más pequeños?
Lo que sabemos es que la Covid ha producido una menor afectación en niños en todos los puntos: se infectan menos, los casos graves son excepcionales, la mayoría son asintomáticos o con dolencias leves y además tenemos bastantes datos de que son menos transmisores que los adultos. Epidemiológicamente el papel de la infancia y adolescencia en la Covid es menor que otros tramos de edad, algo que ha facilitado mucho las cosas.
¿Qué balance hace del curso escolar?
Ha sido bueno. Hay que dar un premio a los niños porque han sido los que más han acatado las normas, se han acostumbrado, y tienen una mayor capacidad de resiliencia ante los cambios; se han adaptado y nos han dado un ejemplo de que se pueden hacer las cosas bien y el mejor ejemplo son las escuelas con gran implicación del personal docente.
Sin embargo, en septiembre había miedo a que fuera una bomba vírica.
Al principio había muchas precauciones y miedos porque en otros virus respiratorios más conocidos como la gripe, el niño se infecta igual, los casos son sintomáticos y además actúa de transmisor; lo cogen en las guarderías o colegios y lo llevan a casa. En el caso de la Covid, afortunadamente, no es así, de hecho, es al revés, se contagian de un adulto en casa y difícilmente lo transmiten a sus compañeros en clase, aunque ha habido casos.
¿Se podría hacer entonces una desescalada más rápida en las escuelas el próximo curso?
Se podría pensar, sobre todo, en un contexto en el que infancia y adolescencia tienen datos de menor incidencia, menor gravedad y menor transmisión; en ellos se podrían tomar medidas distintas. Lo que pasa es que es una epidemia global y de lo que se trata es evitar que puedan contagiar a otros familiares más vulnerables.
Y respecto a la vacunación, ¿es favorable?
Los niños y adolescentes, quizás estos en un paso intermedio, deberían ser siempre los últimos en vacunarse. Hay que priorizar a las personas mayores o con enfermedades crónicas que sean más vulnerables.
¿Y una vez estén vacunados todos los mayores de edad?
Una vez lo estén, nos lo podemos plantear si hay vacunas suficientes, si vacunar a adolescentes y niños. Si hay vacunas suficientes se podría considerar y ya se ha aprobado para menores de hasta 12 años. En principio eso es en adolescentes, en niños veremos más adelante porque hay que estudiarlo bien. Deberíamos pensar si es ético que se vacune a los niños del primer mundo, que se contagian menos, tienen pocos síntomas e infectan menos, cuando personas vulnerables del tercer mundo no tienen acceso a las vacunas. No es que esté en contra, sino que se tienen que valorar muchas cosas.
Decía que la afección por infección de Covid ha sido mínima, ¿pero y en la salud mental?
La afección clínica en la infancia ha sido escasa, pero muy importante a nivel psicológico y social. La pandemia ha afectado a todo el mundo, ¿cómo no les va a afectar a los niños? Aunque hayan tenido un comportamiento excelente eso no quiere decir que no hayan sufrido. Se han producido problemas de socialización y eso tiene una repercusión. Además, los problemas familiares a nivel laboral y económico acaban influyendo en la infancia.
¿Será a corto o a largo plazo?
Ocurre como con las catástrofes, se da el 150% durante un tiempo, y cuando acaba llega el bajón. Muchas veces las consecuencias psicológicas y sociales van a ser después, aunque ya estamos viendo problemas de alteración de la conducta como ansiedad o depresión.
¿Y a nivel físico la pandemia ha pasado factura?
Un problema que ya era importante y se ha incrementado es la obesidad infantil. Con la pandemia se ha obligado a cambiar, e incluso han desaparecido, muchos de los hábitos saludables; no se ha podido hacer deporte, han estado todo el día en casa y sin salir a socializarse, con lo que se ha favorecido el sedentarismo. Esperemos que ahora que se tienen que fomentar las actividades al aire libre esto cambie.
Fuente: La Opinión de Málaga