Los hijos únicos tienen mala fama. Mucha gente piensa que son egoístas, caprichosos y solitarios. Y “mi profesión de psicología, es en parte responsable de la existencia de estos estereotipos negativos”.
Granville Stanley Hall, uno de los psicólogos más importantes del siglo pasado y primer presidente de la Asociación Americana de Psicología, declaró que “ser hijo único es una enfermedad en sí mismo“.
El intento más reciente es un estudio publicado hace unas semanas con 2.000 adultos en Alemania que concluyó que los hijos únicos no son más narcisistas que los que tienen hermanos. Este estudio se titula “El final de un estereotipo”.
Sin embargo, todavía quedan muchos estereotipos sobre los hijos únicos. Veamos lo que dicen sobre ellos diversas investigaciones científicas.
Si examinamos el desarrollo de la personalidad, encontramos que no hay diferencias entre personas con y sin hermanos en lo relativo a extroversión, madurez, nivel de cooperación, autonomía, autocontrol, o capacidad de liderazgo.
“Los hijos únicos tienden a tener mayor motivación (una medida de aspiración, esfuerzo, y persistencia) y capacidad de adaptación (habilidad para acostumbrarse a nuevas situaciones) que quienes tienen hermanos”.
Esta mayor motivación de los hijos únicos puede explicar por qué tienden a cursar más años de formación académica y a ocupar puestos laborales de mayor prestigio que las personas con hermanos.
Más inteligentes, pero no por mucho tiempo
Diversas investigaciones evidencian que los hijos únicos tienden a ser más inteligentes y a obtener mejores resultados académicos que los que tienen hermanos.
Un análisis de 115 estudios que examinan el nivel de inteligencia de personas con y sin hermanos concluyó que “los hijos únicos puntúan más alto en test de inteligencia y obtienen mejores resultados académicos que la gente con varios hermanos o con un hermano mayor“.
Los únicos grupos que puntuaron más alto en inteligencia y resultados académicos que los hijos únicos fueron los primogénitos y aquellos con solo un hermano pequeño.
“Es importante destacar que esta diferencia en nivel de inteligencia tiende a aparecer en niños en edad preescolar pero va disminuyendo con la edad hasta desaparecer en jóvenes en edad universitaria”.
La salud mental de gente con y sin hermanos también ha sido comparada. Los resultados de diversas investigaciones demuestran que no hay diferencias entre los dos grupos en niveles de ansiedad, autoestima o problemas de conducta.